El Foro Independencia fue testigo de un show completamente instrumental el pasado viernes 14 de julio a cargo de un trío de bandas que no necesitaban ninguna presentación y dejaban que su música hablara por ellos. Los encargados de la nublada velada fueron The Polar Dream, Chivo Negro y Russian Circles.
The Polar Dream abrió el escenario con su Post Punk lleno de melodías creadas por 5 músicos tapatíos, los cuales lograron una atmotsfera ad hoc para la nublada noche. Los tapatíos cautivaron a todo el público interpretando algunas de las canciones del último disco con las cuales lograron recrear una atmósfera delicada y juguetona.
Como puente para llegar al final de la noche, Chivo Negro se hizo presente con su par de desgarradoras guitarras cargadas de un fuzz intenso y un feedback constantemente intencionado, una batería tan estridente que te podría dejar aturdido por horas y delays infinitos que generaban un ambiente psicodélico pero a la vez crudo.
Ya adelantada la noche, Russian Circles salió al escenario para hacer un pequeño soundcheck para luego perderse nuevamente en los camerinos, logrando con ello excitar las pasiones de todos los asistentes, pero todo se había quedado en una falsa alarma. Sin embargo, solo fue cuestión de minutos para que regresaran al escenario en medio de un abrazador humo y ataviados con distintos atuendos a los que se les había visto al principio. En el ambiente se sentía que una noche de éxtasis estaba por comenzar. La primera canción que ejecutaron fue «309«, con la cual los asistentes no dejaban de gritar emocionados por el regreso de los estadounidenses. Y ese fue efectivamente el común denominador de sus performance, gritos por doquier sin oportunidad al silencio expectante que se sucede entre canciones en los shows.
El show no solo fue musical sino también escénico. Un factor importante fue la iluminación detrás de cada integrante ya que, combinado con las densas melodías, se formaba un ambiente onírico; además de que resultaba hipnotizante ver las figuras que se formaban y, sobre todo, el juego que hacían las luces con el movimiento de los platillos de la batería, la cuál parecía que estaba a punto de estallar bajo cada golpe que Dave le propinaba. Fue una noche espectacular en todos los sentidos y nosotros ya nos mordemos las uñas para el siguiente show.
Les dejamos una galería de fotos para revivir la noche:
Fotografías: Jenny Montoya.
Texto: René Morales.