Texto: Luis Gómez Sandi
Fotografías del audaz: Diego Rodríguez
Hasta hace algunos años, el nutrido cartel internacional del Corona Capital estaba arraigado únicamente a las pistas del Autódromo Hermanos Rodríguez en la Ciudad de México. Para poder disfrutarlo y ser parte de su historia había que hacer el largo viaje hasta la capital y dejar que el presupuesto decidiera si asistir a uno o dos días. Pensar en acercarlo se vislumbraba complicado.
Sin embargo, el sábado 11 de mayo se llevó a cabo el segundo Festival Corona Capital en Guadalajara y se materializa el sueño con dos exitosas «coronas al hilo», la primera de ellas el 7 de abril del 2018 cuando el monstruo de los festivales en la república se replicó por primera vez en la Perla Tapatía, iniciando lo inimaginable.
Al filo del mediodía, bajo intensos rayos de sol, tolvaneras y de trasfondo el cada vez más mermado Bosque de la Primavera, 22 bandas internacionales invadieron la explanada del Estadio Akron convocando a miles de aficionados, desde viejos lobos de mar de la era de los sintetizadores, hasta millenials obsesionados por captarlo todo con sus celulares. Tras superar el tráfico en los limitados accesos al único estacionamiento y las aglomeraciones en las entradas al evento, tradicionales rituales del caos en esta sede, un enorme arco de madera con el nombre del evento en letras gigantes daba la bienvenida triunfal. Atracciones mecánicas, food trucks, juegos interactivos, mucha bebida y sobre todo mucha algarabía incitaban a los asistentes a ser parte de la fiesta, sin olvidar una asta gigante con la bandera del evento que ondeaba con el viento.
Con tres escenarios separados por largos trechos y un cartel compacto con presentaciones empalmadas, esta edición del Corona Capital fue también una invitación a la resistencia física y el ejercicio de habilidades para la toma de decisiones. A pesar de ello, hubo tiempo suficiente para tomarse fotos, tomar cerveza y lucir el vestuario más extravagante o el más breve.
La segunda edición del Corona Capital Guadalajara concluyó con éxito y tuvo de todo, desde amargas quejas hasta satisfacciones plenas. Lo suficiente para que se pueda pensar en una tercera edición.
La fiesta arrancó en el Corona Stage con la presencia de los noruegos de Boy Pablo liderados por Nicolás Pablo Rivera y su propuesta indie suave, melódica y ligera como aperitivo para lo que estaba por venir. Un poco después, pero del otro lado en el escenario KIA, la sensualidad de Jane Penny envuelta en un entallado vestido negro cautivó a los presentes con su privilegiada voz y los impecables arreglos de su banda TOPS. Por su parte, GG Magrie abrió la escena electrónica en el escenario Levi’s Tent.
Poco a poco los platos fueron volviéndose más fuertes. En el Corona Stage los oriundos de Georgia, Of Montreal, cimbraron a los acalorados asistentes con al unísono de la voz de Kevin Barnes enfundado en una camisa hawaiiana mientras The Joy Formidable estremecieron el KIA Stage con su estrepitoso rock alternativo galés y los frenéticos movimientos de Ritzy Bryan. Del otro lado, en el Levi’s Tent, los de Classixx DJ Set continuaban la fiesta.
Cuando el calor y el polvo estaban en pleno apogeo, salió Kimbra arrasando en lo que ella misma confirmó es su primera presentación en la ciudad. Esta chica, que en sus inicios fue pionera de las sesiones de Spotify, se hizo presente en el escenario Kia para cantar sus ya tan conocidos hits «Settle Down» y «Cameo Lover», sencillos que quienes siguen su trayectoria seguro identifican.
A media tarde, ya con los ánimos en ascenso, y si algún resquicio libre de gente en toda la extensión del festival, Honne, White Lies y las malabaristicas coreografías de Christine and the Queens se apoderaron del Corona Stage; en el KIA, Rhye embelesaba al público con sus casi psicodélicas melodías y la electrónica plantaba su reino en la Levi´s Tent con Holy Ghost! y Goldroom.
Mientras la intensidad del sol menguaba lentamente a partir de las seis de la tarde, los platos fuertes comenzaron a tomar la escena. John Rzeznik y Robby Takac, los líderes de la mítica banda noventera Goo Goo Dolls aparecieron en el KIA Stage demostrando que tanto su leyenda como sus energías siguen tan vigentes como hace más de veinte años con éxitos como “Better days”, “So alive” y la clásica “Iris”. Antes de que Goo Goo Dolls concluyera, los británicos de OMD se apoderaban del Corona Stage arrancando sopresivamente con “Enola Gay”,el himno pacifista por excelencia y la joya de la corona en su carrera, para seguir con otros como “Secrets” o “If you live” con toda la intensidad característica de su synth pop en la voz de un inagotable Andy McCluskey. Jax Jones y Chromeo daban la bienvenida a la noche en la Levi´s Tent.
Si de intensidad se trata, lo demostrado Yeah Yeah Yeahs fueron los máximos exponentes. Karen O arrancó las más jubilosas exclamaciones al aparecer intempestivamente en el escenario del KIA Stage, luciendo un extravagante vestuario que hacía parecer que saldría volando con cada vuelta que daba. Así, con toda la excentricidad que la ha caracterizado, lejos de la tierna imagen de los dos conejos al fondo de la escena, los neoyorquinos honraron su legado con sus canciones entre las que destacaron “Gold Lion”, “Zero”, “Maps” y “Date with the night”. Phoenix, por su parte, encendieron el Corona Stage con todo el candor francés de su rock alternativo que los han hecho preferidos por las nuevas generaciones, mismas que no dejaban de estirar toda la extensión de su cuerpo para sacar el mejor video con sus celulares.
Ya entrada la noche y con más de cincuenta mil espectadores, el festival entró en su etapa de climax.
Destacando la noche, llegó la hora esperada de todos los que recorrieron el festival. En el KIA Stage, The Chemical Brothers dejaron el claro por qué fueron los favoritos de esta edición del festival. Iniciaron con “Go” y los celulares alzados no volvieron a bajar captando los complejos y elaborados juegos visuales proyectados en las pantallas gigantes mientras Tom Rowlands y Ed Simons controlaron la música, las mezclas y los beats desde sus consolas, un dúo que hizo vibrar el ambiente como pocos. Lasers, robots gigantes y muchas luces se coordinaban al ritmo de «Free Yourself» y «Hey Boy, Hey Girl», sin olvidar el nuevo repertorio del más reciente álbum No Geography. Más allá, del otro lado de la explanada, Dillon Francis cerró la noche del Levi’s Tent.
Finalmente, con un ligero retraso por cuestiones técnicas del set, los australianos de Tame Impala cerraron tanto el Corona Stage como el festival entre intensas luces azules, púrpuras, mucho humo, visuales y una lluvia de papeles multicolores mientras interpretaban “Let it happen”. Kevin Parker y su séquito llevaron a sus fans por un largo viaje melódico a través de temas como “Elephant”, “Patience”, “The less I know the better” o “Yes I´m changing” dejándoles un sabor agridulce: por un lado presenciar el regreso de la banda a Guadalajara y gozar de su impecable calidad artística pero por otro lado sólo poder tenerlos una hora.
Con “Eventually” concluyó la fiesta. Kevin Parker no se cansó de agradecer a su público, mismo que inició la travesía para volver a su casa en medio de una odisea plagada de embotellamientos en las escasas salidas del recinto.