Dan Snaith usa la panoramización de la música como técnica personal, para lograr una experiencia sonora inigualable y así envolver al público en una atmósfera llena de vida.
La noche de ayer los asistentes al Teatro Diana fueron testigos de un concierto hecho para palpar la música de Caribou, algo que se notó en cuanto el auditorio se puso de pie desde la primera canción interpretada por el canadiense desde el escenario.
Una cosa es bailar al ritmo de una canción, disfrutar cada cambio armónico y así pasar la noche, pero otra muy distinta es sentirse parte del concierto, recibir la música no sólo a través del oído si no con cada uno de los poros de la piel. La técnica de paneo que ha caracterizado a Snaith a lo largo de su carrera musical, así como esa falta de conclusión en sus líneas rítmicas, convierten sus conciertos en toda una experiencia sonora, llena de sorpresas y en los que se pueden apreciar los rostros de algunos asistentes preguntándose ¿qué es lo que está pasando? Precisamente esa sensación es la que hace tan especial el trabajo de Caribou.
Texto: Pich Valenzuela Fotos: Julio Razo
Una noche con continuidad, visuales sobrios pero imponentes; un Teatro Diana increíble, con un público predispuesto a un gran espectáculo de gran calidad interpretativa por parte de Dan, deja de manifiesto ese profesionalismo que por más de 20 años ha sido el punto más importante a resaltar en la carrera musical del canadiense.
Snaith fue telonero de Radiohead en varios conciertos mismos al final de los cuales llevaba a Thome Yorke a los mejores clubes de las ciudades donde se encontraban. Thome nunca dudó en acompañarlo ya que tenía la certeza de que esas noches se convertirían en una mina, donde seguro la música fluiría como un caudal de ideas frescas y únicas.
Tomando esto como referencia curricular, pueden imaginarse un poco de lo que Caribou nos entregó el día de ayer.
