*OVO, el nuevo espectáculo del Cirque du Soleil, estrena la primera función de su corta temporada en la Arena VFG. El fantástico microcosmos de los insectos cobra vida entre malabares, vuelos temerarios, contorsionistas y un gran elenco

Como cada año, el Cirque du Soleil regresó a la ciudad dispuesto a maravillar nuevamente a los tapatíos con una espectacular puesta en escena con la calidad que caracteriza a la compañía canadiense alrededor del mundo. En esta ocasión, fue la lejana Arena VFG la que fungió como una lupa monumental para adentrarse en la mágica vida de una colonia de coloridos insectos.
La música en vivo, el vestuario detallado y la escenografía envolvente crearon una atmósfera que transportó a los espectadores a un universo onírico, que bien podría semejarse al tríptico «El jardín de las delicias» de El Bosco, por la infinidad de historias, criaturas, historias y excentricidades con las que los cerca de ocho mil asistentes se sumergieron en una narrativa visual, perfilada por la destreza física combinada con poesía del movimiento e iluminación teatral, desde que el espectáculo arrancó, poco después de las 21:00 hrs.

OVO cuenta la historia de un insecto peculiar y algo torpe que descubre una magnífica mariquita en un barrio bullicioso y se enamoran al instante. Su encantador romance se desarrolla en medio de un ecosistema vibrante, revelando un mundo lleno de energía y vida a través de una selección de actos clásicos y nuevas impresionantes rutinas destacando los números de equilibrio, vuelos temerarios, contorsionismo, intricadas coreografías y rutinas cómicas que integraron al público y mantuvieron su atención de principio a fin, entre diferentes ritmos a cargo de una banda en vivo. En medio de este romance, un extraño elemento despierta la fascinación: la aparición de un enorme huevo que representa la biodiversidad y los ciclos de vida.

Con flores gigantescas en lo más alto de la Arena, plantas, tallos y un despliegue escénico de primer nivel en el ruedo entre abejas, saltamontes, arañas, mariposas y un sinfín de insectos, ya se a a ras de suelo o suspendidos a varios metros de altura, el ambicioso montaje del espectáculo permitió a los asistentes sentirse parte de ese microcosmos, conocer a fondo sus historias, conmoverse por sus motivaciones y sostener el aliento ante las maravillosas y temerarias rutinas de los más de 50 artistas en escena.
OVO surgió en Montreal en 2009 y desde entonces se ha convertido en una pieza clave para el Cirque du Soleil, pues ha sido llevada a más de 40 países, aunque es primera vez que el espectáculo es traído a Guadalajara en donde tendrá funciones diarias hasta el domingo 9 de noviembre.
Texto y fotos: Luis Gómez Sandi «Lags»



























