Javier Arévalo y sus Formas Transformadas

Texto: DAVID MELÉNDEZ

En un mundo idílico, las retrospectivas dentro de una galería de arte, marcan la obra de diversas épocas de cierto artista plástico.

Pero el maestro Javier Arévalo (Guadalajara, 1937) —ahora que Galería Vértice le abre sus puertas para ofrecer una especie de acumulación pictórica con cerca de 100 obras suyas donde se muestran sus más diversos estilos, técnicas y derroteros artísticos—, decide atinadamente no llamarla “retrospectiva” sino un tipo de “muestras varias” de cómo las formas, dentro del espacio del cuadro, se transforman.

“Vamos, dentro de ese rectángulo que ven ahí”, esgrime el maestro Arévalo mientras apunta a uno de sus cuadros, “se ven formas reconocibles y otras no”. Entonces, al interior de una zona delimitada por un marco suceden mutaciones y las formas pierden su esencia básica para llegar transformadas a la psique del espectador.

De ahí que, este curioso hecho, lo reafirme con ahínco el maestro Arévalo e, incluso, lo enfatice dándole así a su obra un lado mágico de cambio y variación, al decir eso de “quiero hacer unas figuras y termino realizando un paisaje”. Pero no todo se queda en cambiar los elementos del cuadro sino que, también en cierto punto, el estilo es lo que menos cuenta. «Llega un momento, en que te vale (el estilo)», asevera el maestro Arévalo con ese dejo de sarcasmo que tan bien maneja al oral.

Y justamente dicho halo de libre albedrío está presente en cada centímetro cuadrado de la exposición “Las Formas Se Transforman”, donde el espectador se topará con ese estilo arevaliano tan propio, que decanta texturas rugosas y colores terrosos, además de que la pupila vislumbrará directamente esos personajes de facciones étnicas y costumbristas que surgen de sus cuadros y que realizan un movimiento atemporal, ya sea modelando en una pose exacta o congelada al paso del tiempo. Ahí, dentro de ese estatismo incluso hay vestigios en sus pinturas del arte de la pasión, con visos de un perfume gráfico sutil de erotismo. Mas en lo que respecta al estilo, lo figurativo y lo abstracto siguen presentes en este regreso a su terruño para exponer, con obra presente de juventud y madurez donde, cabe destacar, una serie de acumulaciones geométricas son parte inherente de su actual estilo.

Así que Galería Vértice de Luis García Jasso presta sus paredes para recibir de nueva cuenta, la obra de uno de los tapatíos más ungidos en materia de artes plásticas (con premios en Japón y Suiza, así como exposiciones en España, Costa Rica, Uruguay, Israel o Nueva York).

Lo mejor es que el maestro Arévalo sigue fiel a su estilo que es, simplemente, “hacer un cuadro sin saber cómo lo empiezo”.