Texto: DAVID MELÉNDEZ
La entereza del ser humano siempre se busca reivindicar ante, digamos, un hecho funesto.
Y Alejandro Marcovich es un músico de cepa pura que ha sufrido lo indecible ante su cruenta historia con Caifanes. De ser una de las leyendas de la música mexicana y latinoamericana más respetadas, pasó a ser un vil estigma de odio y olvido.
Pero ante la más funesta de las tragedias, siempre queda el hecho de reivindicarse, sobre todo, frente a sus fanáticos que le siguieron gran parte de su vida y él les brindó la mejor de las expresiones musicales.
Así que esta visita de Marcovich a la edición 2015 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, sirvió para dos cosas: presentar su libro Vida y música de Alejandro Marcovich (Ediciones B) y dejar en claro que su honor y orgullo como persona y músico fue pisoteado de las formas más canibalescas.
“Tengo un discurso coherente como músico, doy un paso adelante y me pongo nuevos retos y estoy seguro que cada día lo hago mejor”, son las palabras que Marcovich deja extremadamente en claro. Incluso, con artera seriedad, comunica que “con el respeto que se merecen los lectores, cada punto y coma los puse yo. Mi sintaxis y gramática son prácticamente intachables”.
Así que este libro es, sin mayores diatribas, “un testimonio de mi propia pluma”, como bien esgrimen sus cuerdas vocales frente al micrófono. Por eso, adjunta que esta publicación “es mi trinchera desde donde escribo lo que tengo que decir acerca de mi vida”.
Por ende, cualquiera que abra las páginas de su libro se topará con un Marcovich atrozmente rebelde (“ideológicamente soy una persona fuerte, tengo convicciones”) y un músico que tiene bien plantados los pies sobre la tierra (“no puedo ser títere en el mundo del espectáculo persiguiendo billetes”).
Entonces, estimados lectores, no les contaremos más y esperamos que puedan zambullirse a la galaxia de letras de Vida y música de Alejandro Marcovich, donde se cuentan las difíciles vicisitudes como músico y ser humano, desde un punto de vista peculiar donde se nota el hartazgo por las mentes obtusas y aquéllas que realmente requieren una rehabilitación de neuronas.

