Y lo que sucedió en Guadalajara fueron ocho semanas con casi 800 actividades de todos los tipos, colores y sonidos. Sí, el Festival SUCEDE invadió diversas plazas públicas, teatros, foros y parques con un oleaje de cultura apta para todos los públicos.
Para finalizar semejante tonelaje de eventos, la Plaza Cívica 18 de Marzo (justo al pie de la estación Cristóbal de Oñate del Tren Ligero) fue la elegida para albergar a unas dos mil personas y una agenda sonora que arrancó -en su primer día- a las 17:00 horas con la presentación de Juglares y Locos, un combo tapatío con metales, hip hop y rap con mucho flow y actitud, que sorprendió a muchos de los presentes con su inusitada mezcla de ritmos y pirotecnia verbal. «Soñadores», que es su canción-emblema y que les está dando la justa apertura en radios y escenarios, quedó fijada en cientos de oídos que, seguramente, la buscarán para incluirla en su playlist cotidiano.
Enseguida, San Juan Project hizo lo que tan bien le sale: ponerle groove a la tarde que se despedía y su vocalista, Arturo De La Torre, se entregó en cuerpo y alma para que su trompeta hiciera retumbar esas notas altas y llenas de bravura por doquier, las cuales se acoplaron a ese tren de jazz salvaje y por veces esquizofrénico que acuñan con inusitada facilidad.
Quince minutos antes de las 20:00 horas, Troker brindó su carretera musical de funk y algo de jazz electrificado, con esa sección de metales que sobresale aunque hagan la más salvaje de las improvisaciones. Su set fue entrar y salir de improvisaciones y pedazos fijos de parte de su repertorio. Y, claro, entonaron «Chapala Blues», esa canción que siempre han dicho que es la favorita (para ellos) de sus propias canciones.
Para las 21:00 horas, la Plaza Cívica 18 de Marzo rebosaba calor humano y un grito constante que pedía que Porter tomara el escenario. Y la agrupación tapatía centró su directo en su placa Moctezuma (2014) y ofreció una interpretación magistral de atmósferas sonoras cambiantes, coloridas, sombrías, oníricas y hasta oscuras; vaya, toda una yuxtaposición de contrastes fulguraron desde el arranque, con «Huracancún», y seguirse filo con «Host in a ghost» y «La China». El momento cumbre de la noche para ellos fue «Espiral», la cual fue coreada con infinita emoción.
Y el final quedó totalmente acorde a la noche, con el bolero rock melancólico de San Pascualito Rey que son inmensamente queridos por los habitantes de Guadalajara.




















