El grandioso Teatro Degollado abrió sus puertas para la primera temporada de la Orquesta Filarmónica de Jalisco

Llegó la noche y Guadalajara se vistió de gala para honrar el espectáculo que esperaba en puerta. Los tapatíos se dieron cita en la máxima casa de las bellas artes, aquel lugar donde las musas y la música conquistan a cada visitante en el recinto. Tan reluciente y embellecido inmueble, recibió a cientos de personas para gozar de la filarmónica; la multitud, los seguidores y apasionados de la música clásica, se organizaban para poder entrar, la fila se extendía a lo lejos, a la par de los protocolos de sanidad con el fin de preservar la salud de sus asistentes.
Los grandes pilares sostenían cada balcón, las butacas ocupadas por un público expectante y en la parte media, los reflectores apuntaban al escenario de cortinas rojas, iluminando a los músicos afinando sus instrumentos, acomodando sus partituras, preparando todo para comenzar la avenencia.
Fueron pocos minutos de espera. El director de orquesta José Luis Castillo, presentó a todos sus integrantes en medio de una gran ovación. Los conjuntos de violines dieron inicio con tenues y rítmicos acordes para que todos fueran parte de la melodía. Una breve pausa, el maestro señala las puertas del escenario, con un verde jade impresionante, la pareja de engalanados se hizo presente con una sublime voz soprano, Cynthia y el dramaturgo Mauricio Cadeños.
En su repertorio, las sublimes notas de la Sinfonía N.º 3, D.200. Franz Schubert y el Egmont, Opus 84, de Ludwig Van Beethoven fluyeron con acompasado oleaje por el auditorio acompañadas de una declamación de las epopeyas napoleónicas conmemorando el 225 aniversario del natalicio de Franz Schubert. Unos timbales épicos finalizaron el grandioso evento, con el público aplaudiendo de pie por unos minutos para concluir la gran velada.
Texto: Ricardo Carbajal.
Fotos: Salvador Tabares





