José María Napoleón se despidió de Guadalajara con una noche imborrable para su público, en un Auditorio Telmex que lució en su mayor capacidad
Tras anunciarse la venta del disco en vivo, en edición triple y con firma incluída; el recinto ya estaba lleno en su totalidad. Un público rebasado de los 50 años, con una experiencia notable, y a la vez, caras de nuevas generaciones, sumadas a esa misma experiencia, todos reunidos para la más melancólica despedida.
Dieron las 21:15 h, cuando la tercera llamada hizo colocar a 14 músicos en escena para recorrer, de manera instrumental, los éxitos imprescindibles de la trayectoria del protagonista de la noche, El Poeta de la Canción, en un escenario que lució por la tridimensionalidad de sus pantallas y el acomodo acertado de sus plataformas.
Al centro, y de manera elegante, ahí estaba, José María Napoleón dispuesto a culminar la etapa más grande de su vida, aquella que ha penetrado en miles de personas y que ha permanecido por más de 60 años en el gusto del público.
“De vez en vez” y “Corazón bandido” dan apertura a una velada llena de emociones, se le nota a la gente la complicidad con el cantautor, quien luce una voz intacta que estremece a todos los presentes. «Muchas gracias, hoy no es un día más, hoy no es un día de tantos…», agradeciendo a sus 14 músicos por viajar 12 horas en carretera, y alcanzar a llegar a esta, su culminación, después de la cancelación de su vuelo por neblina de Monterrey a Guadalajara. Napoleón enfatiza en la amistad como un símbolo de lealtad. «Gracias por venir, gracias por estar aquí una vez más, gracias, muchísimas gracias», prometiendo una noche única.
El juego de luces deambula según la atmósfera de la canción, “Quisiera” y “Celos” fueron declaraciones directas hacia la mujer, para después bromear un poco, y declamar una “Oda al moco”, provocando carcajadas en cada una de sus líneas.
“Amor de habitación” es uno de sus emblemas imperdibles, y que al terminar abriera la incógnita del anfitrión “¿Están a gusto?”, para afirmar la satisfacción de su público, quienes no se movían de sus lugares y cantaban, a murmullos, guiándose por la voz principal.
La dedicatoria a sus padres llegó con “Leña verde” por haberlo encarrilado al canto
desde muy pequeño, en especial a su madre. Siguió “Después de tanto” y la canción que compuso a sus “30 años”, dirigiendo agradecidamente “Guadalajara, qué hermosa eres”, provocando la ovación en su totalidad.

Relatar el acercamiento con El Príncipe de la Canción para que le grabara alguno de sus temas llevó a un medley conformado por «Lo que no fue no será», » Mientras llueve», “¿Y para qué?», recordándolo con imágenes de sus últimas colaboraciones juntos en vida.
Al lado de su pianista Armando recitó «Cuando se pierde a un amigo”, la cual se vuelve reflexiva, para dar paso a la canción que el cantautor no hubiera querido escribir, “Ella se llamaba Martha”, pero que tiene que cantar para complacer a sus seguidores.
Dedicada y escrita al infinito amor de su madre es «Sin tu amor», y la canción que compusiera a los 13 años es “El grillo”, ambas en las que relató momentos importantes en su vida, rematando la trilogía con “Canción del molino rojo”, antes de la sorpresa de la noche.
Es Jalisco y Napoleón nos sorprende presentando al Mariachi Imperial Azteca desde Aguascalientes, quienes arremeten a la tarima con el “Son de la negra” y “Guadalajara”, regresando al intérprete portando el pantalón de charro para entonar “Vuelve a mí”, “Aún estoy de pie” y de manera festiva “La feria de ferias”.
Otra de las sorpresas de la despedida fue la aparición de su hijo José María, quien interpretó el reggaetón «Día 22”, la balada “Sé muy bien de dónde vienes” y “Tú me enseñaste a volar”, dedicación a su padre, volviendo todo emotivo con fotografías de toda una vida juntos.
Una bailarina en la tarima superior trasera fue el performance en «Pajarillo», para culminar la noche al lado de su varón primogénito, interpretando la canción que le dio el primer lugar en el Festival Internacional de la OTI en 1977, el clásico”Hombre”.
No pasaron minutos para que el aclamado protagonista regresara para regalarnos “Eres”, agradeciendo de nueva cuenta a sus músicos, en especial a su bajista que lo ha acompañado desde que inició su carrera, y ya envuelto en lágrimas cantar a capela «Corazón, corazón», dirigiendo “Hoy que es la última vez, hasta siempre, son ustedes unos amores de mi vida, gracias Guadalajara”, finalizando triunfalmente con “Vive”.
Texto: Eduardo Roel.
