*Tension Tour trajo de vuelta a Kylie Minogue en un emotivo, concurrido y en extremo glamoroso concierto en el Auditorio Telmex

El cielo dominical de Guadalajara, cerradamente gris, amenazaba una profusa tormenta. Sin embargo, no se comparó con la intensa tormenta de glamour y colorido que comenzó a fraguarse bajo los muros y techos del Auditorio Telmex anticipando la presencia de Kylie Minogue.
Tuvieron que pasar casi tres lustros para que la princesa australiana del pop regresara al mismo recinto que la vio por última vez en el ya lejano 2011 con su gira Aphrodite les Folies, ahora con un renovado y espectacular show. No es casual, entonces, que en el concurrido recinto desfilaran por sus pasillos caprichosos y extravagantes vestuarios con guiños a la música disco, el pop, dance, la estética de los ochenta, las noches de cabaret; las brillantinas, peinados estrafalarios, tacones que desafiaban a la gravedad, colores tan brillantes y vívidos como el entusiasmo reinante, conformaron una espontánea pasarela que atrajo todas las miradas y amainó un poco la espera, que tuvo que prolongarse más allá de la hora acordada para iniciar el concierto.
Fue cerca de las 21:00 h cuando, precedida por la penumbra, una introducción musical y el despliegue de imágenes en la pantalla gigante, que Kylie Minogue surgió en lo más alto del escenario envuelta en luces neón y una atmósfera futurista que acompañó a la perfección la estética de su más reciente álbum y, a la vez, revivió sus éxitos más emblemáticos como «Lights, Camera, Action», «In Your Eyes», «Get Outta My Way» o «Come Into My World», que conformaron parte del primero de cinco actos en los que estuvo dividida su presentación.

Kylie, visiblemente emocionada, sostuvo una comunión muy cercana con su público, especialmente los que rodeaban la pasarela. «Se siente muy bien regresar después de tanto tiempo, gracias por ser tan pacientes» declaró la cantante que, a sus casi 60 años de edad, mantiene la energía y vigencia que la ha posicionado en un lugar privilegiado de la música pop universal. La segunda parte del show que inició con «On a Night Like This», incluyó grandes clásicos como «Shocked», «Things We Do for Love» y «Dancing», al final de la cual los asistentes corearon al unísono, a todo pulmón, «¡Kylie, hermana, ya eres mexicana!», grito que fue armonizado por la batería y puso a la artista a bailar, pero fue hasta que alguien le tradujo el significado que, extremadamente conmovida, se deshizo en elogios; «estoy muy lejos de casa, pero ustedes me hacen sentir como en ella, y que digan que soy mexicana me emociona. Muchísimas gracias», exclamó Kylie y prometió llevar la noche a un viaje por el tiempo, entonces, los acordes de «Vegas High» y, principalmente «Loco-Motion», su primer gran éxito, estallaron la bomba de la nostalgia.
El tercer acto, predominantemente acústico, incluyó joyas como «Hold On to Now», «Chocolate», «The One» o «Where the Wild Roses Grow», emblemática por la colaboración con su compatriota el legendario Nick Cave. Vino «Say Something», un tema especialmente emotivo pues forma parte de su álbum Disco, que comenzó a grabar en el estudio y lo concluyó en su casa debido a la pandemia, por lo que interpretarlo en vivo fue para ella «un sueño hecho realidad». Casi al final de la canción, una bola de espejos se hizo presente para sumergir al auditorio en el ambiente de la música disco, ideal para encender la fiesta con un medley de «Supernova», «Real Groove», «Magic» y «Where Does the DJ Go?».

El cuarto acto trajo consigo temas como la conmovedora «Confide in Me», «Slow» y «Timebomb», en las que los bailarines hicieron gala de sus intricadas coreografías; en la quinta parte, la temperatura subió considerablemente, pues se hicieron presentes «Tension», el tema neurálgico de la gira, y «Can´t Get You Out of My Head», el sencillo de su álbum Fever, del 2001, que terminó de consolidar su carrera en el estrellato internacional y cerró con «All the Lovers», para desaparecer entre la oscuridad del escenario.
Posteriormente, con una gran sonrisa y una voz impecable, Kylie reapareció en escena y se despidió declarando “Hasta la próxima, Guadalajara. No me voy a tardar tanto esta vez”, y cerró con broche de oro y una profusa lluvia de confeti, con «Padam Padam», «In My Arms» y «Love at First Sight».
Así, una larga espera tuvo su recompensa con una tormenta de nostalgia, virtuosismo, gran despliegue de producción, energía y potencia para un apasionado y entregado público que permaneció de pie de principio a fin, refrendando la energía y vigencia de una artista que lo ha pasado todo, pero sigue teniendo todo qué ofrecer.

Texto y fotos: Luis Gómez Sandi «Lags»










