*La Sala 3 del Conjunto Santander de Artes Escénicas se transformó en un santuario para la introspección y el rock de profunda raigambre literaria, con el más reciente y personal proyecto de José Manuel Aguilera: Tinta negra y roja

En un íntimo encuentro de aproximadamente 90 minutos, que reunió a aproximadamente 250 fervientes admiradores la noche del viernes 19 de septiembre dentro de la Sala 3 del Conjunto Santander de Artes Escénicas, José Manuel Aguilera, célebre por su labor al frente de La Barranca y su paso fundacional en Jaguares, despojó por una noche su rol de frontman para asumir el de un narrador sonoro, presentando en primicia las piezas de su álbum conceptual, Tinta negra y roja, un trabajo instrumental inspirado en la poderosa narrativa de diversos autores mexicanos.
Aguilera, flanqueado por la sólida y enorme base rítmica de Alonso López en el bajo y Abraham Méndez en la batería, con quienes, reveló, era la primera vez que tocaban en vivo juntos, tejió atmósferas que oscilaban entre la melancolía contemplativa y el rock progresivo más envolvente, donde a cada acorde demostró una conexión asombrosa entre los músicos.
La historia este proyecto comenzó con la invitación a unir literatura y música para un homenaje póstumo al escritor José Agustín en el Palacio de Bellas Artes. De esa semilla nació “El rey se acerca a su templo”, pieza que no sólo despidió al autor, sino que abrió un portal creativo para un disco completo del guitarrista.
El frontman, con la seriedad y el humor que le caracteriza, fue el anfitrión de esta travesía. Abordó con gracia el comentario de un asistente que pidió una canción de La Barranca con un ingenioso “¿qué dice tu boleto?”, aunque al final de la noche, complació a los fieles con algunos temas de su banda. Este evento formó parte del ciclo de guitarra 2025 del venue, donde es el único representante utilizando una guitarra eléctrica.
El silencio del público fue tan elocuente como los aplausos; la audiencia, entregada y con mínima presencia de celulares, prefirió vivir la experiencia en el presente. Entre tema y tema, José Manuel se mostró conversador y agradecido con la respuesta de la gente, que no esperaba. Bromeó con las casi siete horas de viaje en avión desde Ciudad de México —casi lo mismo que en auto— dado los tiempos de traslado hacia el aeropuerto y de este, en Guadalajara, a su destino final, pero aseguró que al llegar entendió a que venía con tanto gusto. Reveló el significado del título del álbumes un homenaje a los colores de la tinta utilizada en los códices prehispánicos, donde en la actualidad estos serían los libros que conocemos — de la literatura mexicana— , los cuales dieron vida al disco.
Temas como “Viaje a Ixtlán”, “Salamandra”, “Páradais” y “Rendición” construyeron un paisaje auditivo complejo y emotivo. Complació a los seguidores más fieles con algunas piezas de La Barranca como «Estallido interno», «La rosa», «Lo eterno» e «Intacta». Previo a interpretar “Como si fuera Tolteca”, explicó la profunda carga de la frase, usada por los mexicas al firmar sus cartas o poemas, como una aspiración a la sabiduría y la grandeza de la cultura tolteca que los precedió.
Al finalizar, los músicos se quedaron para convivir con los asistentes, firmar autógrafos y tomarse fotos. Muchos de ellos eran rostros conocidos para el artista, quien los saludó con afecto.

Tinta negra y roja no sólo es un disco, es un códice contemporáneo que honra la palabra escrita con música. Y en esta primera lectura sonora, Aguilera demostró que la tinta que corre por sus cuerdas sigue siendo profunda, vibrante y eterna.
Texto y fotos: Roy Arce



















