*Un viernes nocturno en Guadalajara se tiñó con los colores del reggae clásico de la legendaria banda británica UB40, que celebró más de cuatro décadas de historia musical. Además, el encuentro también estuvo marcado por el regreso de Liquits

La noche viernes 10 de octubre, el Auditorio Telmex fue testigo de una noche de música, fiesta y baile en la que los fieles fans fueron los verdaderos protagonistas. El público tapatío se rindió ante el groove inconfundible del reggae británico de UB40, la agrupación que por poco más de 45 años ha sido sinónimo de ritmos seductores y conciencia social, que demostró que la experiencia y la alegría son un combo imbatible, a pesar de un recinto que no logró llenarse, quizá por una tormenta perfecta de combinaciones: una fallida venta en línea que sugirió un sold out falso durante días previos al anuncio del evento, una competencia feroz con otros conciertos anunciados con mayor anticipación enfocados a un perfil similar de público e, incluso, la teoría de la desilusión porque la alineación de la banda no incluía a todos los miembros originales.

Para calentar motores, la mejor antesala fue el regreso de Liquits, quienes después de ocho años alejados de los escenarios, se reencontraron con su público. Tocaron clásicos como «Patito de hule» y «Jardín», en la que contaron con la participación especial de Nicoletta Spinelli, quien con su fusión de raíces mexicanas y brasileñas le dio otro sabor a la canción. Además, entregaron «Je T’aime», el primer sencillo del que será su próximo álbum. Con una breve, pero emotiva presentación, entregaron una cápsula de tiempo sonora que cerró de manera festiva con «Oso carpintero», mismo que apareció en el escenario en forma de botarga.

Con un retraso que se extendió a cercanas las 22:00 hrs., sonaron los acordes de «Dance with the Devil» mientras los integrantes de UB40 tomaban sus lugares en el escenario, todo bajo una escenografía minimalista: su logotipo gigante en la parte posterior, que brillaba ligeramente de distintos colores debido a la iluminación del escenario. Los primeros cuatro temas transcurrieron con la banda en modo máquina de tocar, seria y concentrada. El setlist comenzó con una andanada de reggae puro en un medley conformado por «Here I am (Come and Take Me)», «Maybe Tomorrow», «Homely Girl» y «Sing Our Own Song». Tras esa introducción, se rompió el hielo.
El vocalista y guitarra, Ali Campbell, y sus compañeros se mostraron abiertos y alegres, dedicando pausas entre canciones para hablar con la gente, invitándolos a cantar, bailar y gritar e incluso aventurándose a pronunciar algunas palabras en español. Se les notó cómodos y felices, bailando abiertamente en cada tema. Ali bromeó, incluso presentando a los miembros más jóvenes como «el alto y apuesto de Birmingham» y su hijo, Matt Campbell, y dejando de lado a los antiguos como él.
El público, en su mayoría de 40 años o más que vieron a la agrupación así como jóvenes e incluso niños acompañando a sus padres, se mantuvo de pie desde el inicio coreando y bailando cada tema.

El encuentro fue un viaje cronológico por su vasta discografía, desde clásicos consagrados hasta temas de su más reciente álbum, UB45, como «You Don’t Call Me Anymore», «Gimme Some Kinda Sign». Campbell presentó esta última como «un nuevo giro a un clásico soul de los 60s de Brentonwood». También surgieron «Home» , una canción sobre acoger inmigrantes e himnos generacionales como «One in Ten», «The Way You do the Things you do»
El cover a Bob Dylan, «I’ll be Your Baby Tonight», y los obligados hits «Cherry Oh Baby» y «Johnny Too Bad» prepararon el terreno para el encore, cerrando la tanda con «Red, Red Wine». Pero como todos saben que sucederá, los británicos volvieron con un moco más, «Food for thought / Forever true» seguida de «Kingston Town» dedicada a su querido amigo, saxofonista y miembro fundador de la banda, Brian Travers, fallecido en 2021, precediendo al cierre perfecto con su inmortal versión de «Can’t Help Falling in Love».
Esa noche comprobó que, a veces los conciertos más íntimos son los que crean recuerdos más duraderos. UB40 puede tener 45 años en el camino, pero su capacidad para convertir una canción en un abrazo colectivo sigue intacta.
Texto: Roy Arce Foto: Luis Gómez Sandi «Lags»










