En un auditorio completamente abarrotado, la noche del 16 de noviembre se convirtió en una ensoñación de recuerdos musicales, de compartir el momento con la familia, la esposa o los amigos que pocas veces en la actualidad tienen conciertos de su agrado. Esta vez Guadalajara se detuvo a dar espacio a uno de los músicos internacionales con mayor reconocimiento, recibiendo a la par de los aplausos y los brazos abiertos a Ringo Starr y su All-Star Band, formada por Steve Lukather (Toto), Richard Page (Mr. Mister), Gregg Rolie (Santana, The Storm, Abraxas Pool), Todd Rundgren (Nazz, Money), Mark Rivera (Billy Joel Band) y Gregg Bissonette (David Lee Roth).
El público estuvo gran parte del tiempo de pie, aunque había algunos que pedían tomar asiento debido a la comodidad de las butacas del Auditorio Telmex. Aun con el entusiasmo que mostraban los gritos de «¡Ringo, Ringo!» los tapatíos demostraban el disfrute por tener en frente a músicos de talla internacional y a un baterista que quizá fue menos lo que aportó a la música en talento de lo que esta noche dejó en espectáculo para más de un Beatle fan. Ringo Starr disfrutaba de la noche y eso se contagiaba sin duda.
Al sonar “Yellow Submarine”, globos amarillos engalanaron las manos de algunos del público. Ringo era merecedor de aplausos y porras por su entusiasmo al interpretar en la voz este clásico del rock de los 60’s y premió a algún afortunado al aventar un pequeño submarino amarillo de plástico al público.
La atmósfera cambió a la sensualidad al comenzar a sonar la interpretación de “Black Magic Woman”, donde el ex beatle abandonó todos los instrumentos incluyendo el escenario. Una exquisita interpretación sin duda, aunque extrañamente carente del músico al que venimos a ver: Ringo Starr.
A su regreso, ya con un look distinto en playera blanca, presentó a los miembros de su banda y tomó el micrófono con unos pasos medio tiesos que intentaban motivar al público a bailar «Honey Don’t», logró sólo que las cabezas de muchos se movieran con alegría.
Retomaron sencillos de «Toto», donde ya para casi la hora y media de concierto habíamos escuchado más versiones de “Santana” y de «Toto» que del propio ex beatle, los gritos de «¡Ringo, Ringo!» eran cada vez más escasos. A pesar de esto el público tapatío se seguía entregando a la noche en pie y aplausos de furor.
Sin duda un concierto con una figura importante en la historia musical, lleno de exquisitos sonidos por parte del organista Cliff, grandes sensaciones en el bajo de Richard Page, con guitarristas virtuosos como Steve Lukather pero no fue hasta «Photograph», una versión muy básica en comparación a la de estudio, que recordamos que el concierto era de Ringo Starr y su All-Star band.
Lamentablemente “Octopus Garden” no llegó a ser interpretada y la noche término con ánimos de más música después de haber escuchado “With a Little Help from my Friends”, con la petición de Ringo por darle «una oportunidad a la paz» promoviendo el sentido de unión y paz entre humanos con su famosa señal de dos dedos al aire y el agradecimiento de la banda a un público que se entrego en totalidad. Sin embargo, su presentación que se esperaba en el Zócalo capitalino, fue cancelada por cuestiones de agenda.
Por: Judith Guzmán