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    Coordenada GDL 2015

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    By Salvador on 3 noviembre, 2015 Eventos en Guadalajara

    084 Coordenada GDL - Foto Salvador Tabares - Nine Fiction

    Texto: DAVID MELÉNDEZ

    Un brote de euforia incandescente fue Coordenada GDL 2015.

    Quienes lo vivimos, sufrimos, interiorizamos, vibramos, abrazamos, corrimos e hicimos erupciones internas de sentimientos y alegrías, sabemos perfectamente que esta fiesta sonora ya es parte de nuestras memorias.

    Meses antes de la fecha pactada, un cartel poderoso nos hizo anhelar más que desear. Pero dos días antes de la cita fatídica, tanto Foals como The Raveonettes habían cancelado su participación sonora. Entonces, ciertas dudas brotaron a mansalva y hubo iras que no se pudieron aguantar sin el arribo del rictus de enfado. Lo mismo sucedió aquel día que descubrimos que Los Toreros Muertos tampoco vendrían a Guadalajara: conatos de tristeza mortal. Aunque la no-visita de Pablo Carbonell y compañía fue por culpa directa de los empresarios miedosos y pusilánimes, éste par de sensibles bajas dentro de un cartel que incluso se antojaba más hilvanado que el del Corona Capital 2015, minó algo de las emociones acumulados con el advenimiento del día D en tierras tapatías.

    Pero esa sansación de incertidumbre se borró por completo de la faz de nuestros cuerpos, justo cuando nos dimos cuenta que Coordenada GDL 2015, en su segunda edición, era una maquinaria de relojería en materia de opciones culinarias, bebidas y sorpresas sonoras por descubrir. Es cierto, la queja maestra del precio de las cervezas ($80 y $90 pesos sigue siendo un insulto al bolsillo de los asistentes, no se diga los $300 pesos por cuatro onzas de whiskey en un vaso de litro), es y seguirá siendo un tema escabroso por donde se le quiera observar.

    Al penetrar en las entrañas del festival, descubrimos food trucks con arco iris de opciones culinarias; áreas verdes implementadas con juegos de los más diversos patrocinadores (¿qué tal la alberca de pelotas de Vans o la zona elevada para tomarse una foto por medio de un drone?); y un sinfín de caminos que nos llevaban al bello escenario llamado escuetamente «OTRO» y en donde se vivió una de las puestas de sol más espectaculares de las que se tenga noticia en Guadalajara, con ese Nacho Vegas endemoniado que salió a dar un directo enérgico, cargado de fantasmas de corazones rotos y poesía para abrir la chatarrería del amor sin importar que se perdiera la dignidad. Ahí también Mon Laferte nos hizo soñar con décadas pasadas a ritmo incluso de foxtrop contaminado de suave rockabilly. También, el pop de jolgorio vespertino de Elsa y Elmar, puso a flotar todas las expectativas y las hizo a sonreír con sintetizadores coquetos y bien ponderados. Por su parte, Leiden demostró que su neo folk prístino, es una de las nuevas magias sonoras de exportación de Guadalajara para el mundo.

    Pero en los dos escenarios principales, las vicisitudes musicales se fueron poniendo a la temperatura del magma. Por ahí pasó la rabia teatral sonora de Descartes A Kant, la salvaje entrega de rockabilly/rock de Rebel Cats, y la eterna calidad de Los Tres (ahora reducidos a dos mentes maestras), ofreciendo una versión cachonda de «Tírate» con Mon Laferte en coros.

    Sin embargo, el primer momento donde todo quedó olvidado (cancelaciones, sol inclemente, tragos caros) fue con El Columpio Asesino. Pocas ocasiones uno es testigo de cómo miles de personas pueden alienarse para recibir dosis sonoras donde el punk o el remanso electrónico, son puñetazos para derribar personas a diestra y siniestra. Aquello fue una demostración de entereza. Y todos la bailamos y coreamos. Su track «Babel» fue el pasaporte para destruir cualquier muralla. El risco estaba listo y a nadie le importó tirarsea la infinita negrura del vacío.

    Enseguida Taraf De Haïdouks nos transportó a otras latitudes con su música de tiros klezmer con alma gitana, Dread Mar-I hizo que todos los enamorados se enamoran más y salieron dispuestos a comerse el mundo con su reggae en ralentí perpetuo, División Minúscula generó lágrimas e incluso las nuervas generaciones fueron atraídas hacia su propuesta de rock férreo como abejas a la miel y El Gran Silencio desparramó el estilo chúntaro y el aquelarre de baile antes de muriera la tarde.

    Lo que siguió fue una de las experiencias más arteras e inolvidables para cualquiera: Natalia Lafourcade demostro que está en su mejor momento, que su madurez musical está a flor de piel y sus nuevas canciones («Hasta la raíz», coreada por miles; «Nunca es suficiente», berreada al unísono por interminables pares de gargantas amándose sin el menos atisbo de verguenza) son el trampolín para que las masas se hinquen ante su propuesta sonora. Con Café Tacvba se constató que seguirán vigentes en el tímpano del público hasta que ellos lo decidan, porque cada canción suya revienta como un volcán. Vaya, son un Vesubio que no lo paran; incluso con canciones más «amorosas» como «María», la lava no deja de escurrir.

    Mas Blur fue el terremoto. Directo más equilibrado no pudo existir, con temas brutales («Song 2»), cierres perfectos («The Universal»), coros imposibles («Beetlebum»), momentos surrealistas (en «Parklife» subieron una veintena de chicas para hacer su fiesta personal de selfies y bailes desenfrenados) y el encore para que las cervezas volaran por los aires le molestara a quien le molestara («Girls and boys»). Y Damon Albarn se colocó así como frontman ungido por la gracia de la música. Sin mayores malabares, se colgó del pedestal más alto de aprecio y atención, echándose a miles de personas en su bolsa. Y a la mitad de «Tender» a nadie le molestó ya que Foals hubiera cancelado, porque el festival culminó de forma bárbara y perfecta.

    Quizá las fotos no exuden la música que nuestros sentidos percibieron en Coordenada GDL 2015, pero son un mudo testigo que nos hace detonar las vivencias sonoras de ese día.

    También, son una memoria de lo que una lente en específico captó y atrapó, de lo que alguien comedido (para encontrarse el detalle «suelto» atrayente y grácil en medio de la masa uniforme) hace sin mayores esfuerzos por el mero placer de meterlo en su red de imágenes. Así que Salvador Tabares es nuestro recuerdo para revivir vivencias, para traer a la realidad esas cosas que pasaron por nuestros ojos y ser así nuestra ancla atemporal visual del Coordenada GDL 2015.

    No hace mucho que paso el festival Coordenada GDL, pero el recuerdo sigue vigente, un sábado como el de hoy, soleado,…

    Posted by Nine Fiction on sábado, 7 de noviembre de 2015

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