Texto: DAVID MELÉNDEZ
Lo del Corona SunsetS Festival fue una experiencia efusiva, llena de playa y fiesta para emocionar a propios y extraños. De hecho, se sintió como una reunión de amigos que comenzó siendo brasa y finalizó avocándose a ser pira insurrecta, sin medidas ni proporciones.
Unas mil pesonas, a las 16:30 horas, ya estaban en la confortable playa del Samba Hotel, allá por los lejanos y exclusivos rumbos de Marina Vallarta. Para algunos, el sitio ideal; para otros, un paraje extremadamente alejado de la civilización vallartense si no se cuenta con automóvil para sortear el casi interminable sendero pavimentado que termina hasta el final de Avenida Flamingos.
Mas las vicisitudes arrancaron con el dueto Tom & Collins que puso en forma lo que sería la fiesta nocturna: mucho beat con actitud, donde se colaron algunas veces temas conocidos de la escena electrónica actual entre remixes y experimentos sonoros. Para las 18:00 horas, ya estaban aglutinadas más de tres mil personas, luciendo sendos bikinis sensuales y cuerpos de exuberantes a perfectos. La dinámica era sencilla: platicar, saltar, bailar y sonreír. Otros, simplemente se mecían con cierto ritmo entre la arena con los dinámicos movimientos de sus pies para después buscar el lado confortable de las barras, barras inmensamente “libres” (dicho sea de paso) y otras donde el dinero era el pasaporte para recibir los tragos.
Después de Tom & Collins, tocó el turno para Durante que supo amalgamar los ritmos necesarios para hacer que los asistentes ya estuvieron a punto del conato de baile. Pero uno de los momentos decisivos sucedió cuando el proyecto del productor estadounidense Josh Legg (mejor conocido como Goldroom), tomó el amplio escenario de madera del Sunsets Festival (con esa especie de gran mandala geométrica como cabecera que coronaba dicho espacio). Lo anterior debido a que traía a la vocalista de su sencillo “Only you can show me”, llamada Mereki Beach y un par de músicos extras para brindar un acto de vivo que cautivó a todos los presentes con un balance de electrónica alternativa con ritmos que rozaban en ocasiones aquellos del indie o el rock alternativo. Todo un acierto sonoro justo antes de que cayera el sol sobre el horizonte.
Enseguida, alrededor de las 20:30 horas, hubo un pequeño show de luces, fuegos artificiales, humo y demás parafernalia de los conciertos de rock de arena (llamado Sunset Moment), donde distinguidas féminas enfundadas en sus vestidos vaporosos claros (junto a varios varones armados de tambores), se pusieron a bailar y adornaron con su presencia el fastuoso escenario que dejó a miles de personas con la boca abierta, gracias al impactante juego de luces multicolores.
Después, llegaron los dos pesos pesados del festival: primero tocó el turno al holandés Bakermat que simplemente barrió con sus poderosos beats de tropical techno con algo de jazz y enseguida la mecha se encendió con el teutón Robin Schulz, que soltó sus éxitos como “Sun goes down”, “Sugar” y “Waves”, entre otros, y simplemente se dejó querer por las sombras de la noche y las más de doce mil personas que se dieron cita en Nuevo Vallarta dentro de este festival que festejó la magia del atardecer con un éxito rotundo.
Sí, algunos asistentes terminaron más que pasados de copas pero con la sonrisa dibujada en sus caras; además, los lugares como la selfie tower, se volvieron lugares favoritos para tomarse la foto del recuerdo y la zona llamada Be Part Of The Tribe donde se aplicaron infinidad de tatuajes temporales con el dorado del sol de la tarde, estuvo socorrida por horas.
Así que Sunsets Festival fue un hit de fiesta y asistencia en una de las zonas más emblemáticas y exclusivas de Puerto Vallarta.
Fotos: Salvador Tabares
Parece que el calor es extraño: reúne a las personas en las zonas con más temperatura, las polariza y, además, las muta…
Posted by Nine Fiction on sábado, 28 de mayo de 2016































































