Texto: DAVID MELÉNDEZ
Y La Barranca se atestó de música.
Gracias al Sucede Festival Cultural Guadalajara, alrededor de mil personas se reunieron en el Parque Mirador Independencia justo en esa especie de teatro griego que se encuentra al pie de la majestuosa Barranca de Huentitán.
En punto de las 17:00 horas, las vicisitudes sonoras arrancaron con la banda Baltazar, con esas modulaciones oscuras donde la melancolía parece erguirse como el máximo pilar de su peculiar propuesta sonora. Incluso con esas túnicas oscuras que Juan Pablo Corcuera y compañía usan cuando suben al escenario, redondean de forma visual esta propuesta tapatía que ha conquistado tantos tímpanos con inusitada facilidad. Y lo anterior no es baladí porque dentro de sus canciones, existen prístinos matices de oscuridad aunque lo anterior suene a confrontación e incongruencia, porque su esencia sonora se forja dentro de algún rito pagano milenario. Aparte, su sonido se nutrió con la adición del baterista Javo Muñoz (ex Sussie 4), que enmarcó todo cimiento rítmico con precisión.
Y es que Baltazar ofrece cotas de intensidad y sosiego, explosiones y descansos melódicos que atrapan al escucha con ese rock lo fi sombrío y de intensidades lúgubres, donde rozan terrenos casi místicos. Atentos con este grupo que apenas cuenta con un par de EP’s y que tiene bajo sus túnicas negras infinitas sorpresas.
Enseguida, el folk artesanal de Pumcayó llenó la noche naciente y catapultó la atención de los presentes a terrenos atmosféricos. Canciones como “1 de Noviembre” sirvieron para demostrar su artero trabajo progresivo y hasta sicodélico, donde se construyen progresiones melódicas que arrebatan todo aliento. Entre trémolos furiosos en guitarras, detalles preciosistas del dulcimer al hacerlo cobrar vida con precisos golpes sobre sus cuerdas por martillos ligeros, y remates en batería justos y sincopados por intrínsecos patrones en tarola, toms y platillos, Pumcayó ofreció una presentación siempre mantenida al borde de la excelencia. Federico, Paco, Saúl, Marcelo y Rulo, sus integrantes, son músicos de probado virtuosismo y se llevaron el aplauso justo que se brinda cuando el público ha presenciado un concierto mágico.
Y para cerrar la noche, Baltazar y Pumcayó uniendo garra sonora para ejecutar el cover de Chac Mool, “Salamandra”, donde desgarraron con artera maestría ese etno rock de aquella banda mexicana legendaria de los años 80’s que ha sido (y será) pilar e inspiración de tantas agrupaciones emergentes de nuestro país. Compenetrados hasta el tuétano, ambos penetraron la negrura de la noche al pie del abismo de La Barranca de Huentitán con intensidad a punto de la ebullición. Mejor final no pudo tener esta endiablada presentación por parte de dos de las bandas que están poniendo la pauta sonora en Guadalajara y México.

























