Texto: DAVID MELÉNDEZ
Fotografías: DIEGO RODRÍGUEZ COVARRUBIAS
Pueden existir críticas destructivas y pedradas con plomo para parar corazones.
Pero también los hechos mismos, los que suceden en tiempo real, son los que beatifican una acción.
El Festival 212RMX de este 2016 tuvo lluvia imparable durante la totalidad de su duración. De Vanavara, Juglares y Locos, Sotomayor y The Reassure —que arrancaron la jornada en sus distintos escenarios —, hasta el final energéticamente electrónico con Paul Oakenfold y Bufi cuando todos los cuerpos eran sopas humanas de dudosa procedencia, nadie se salvó del chipi-chipi inclemente: ni los de producción, ni los voluntarios, ni los artistas; mucho menos los asistentes.
Así que este 212 puso a prueba tanto la fe del público tapatío por asistir a alguno de los seis escenarios posibles, como a cualquier encargado (del área que fuera) para que este evento no sufriera fracturas ni quebrantos. Gonzalo Oliveros se merece un aplauso y no lo decimos por paleros sino porque él mismo se entrega en cuerpo y alma a que todo salga a pedir de boca. Como ya es costumbre, horas antes de iniciar las actividades sonoras, lo vemos pasear en su tradicional carrito de golf por todo lo ancho y vasto de avenida Chapultepec, vestido de forma informal y netamente atento a cualquier pregunta de las personas que lo reconocen por la otrora colonia Lafayette. Cuando la maquinaria se pone en marcha, anda de aquí para allá, sin perder oído y visión para que las masas hagan suyo este festival. Y este 2016 Oliveros se mojó como todo el público e hizo que el 212RMX brillara ante la adversidad.
Pero, lejos de hacer un esbozo exacto de cada músico que se presentó en este 212RMX del 2016, habrá que dulcificar los detalles y quedarnos con ellos para armar la radiografía concisa de los hechos.
Para entrar en detalles, en esta ocasión el escenario Red Bull Panamerika ofreció quizás el cartel más finamente armado y que, si uno quería, podía quedarse varado ahí las ocho horas de actividad que estuvo con sus altoparlantes prendidos. CNVS, Dawn Avenue y Vaya Futuro fueron un rompecabezas sonoro que embonó, adentró y enroló a los asistentes con esas formas de introspección indie y rock sosegado en matraces ardiendo a fuego lento. The Guadaloops causó euforia (Tino El Pingüino siempre bombástico con las cuerdas vocales), We Are The Grand pulverizó la lluvia y Pedrina y Río pusieron a todos en un vendaval de emociones donde ritmo y forma se conjugaron para poner el baile y dibujar sonrisas sobre cada cara que miraba hacia el escenario. Cerraron con una versión eléctrica de “Enamorada” y despacharon ese cover efusivo de Jeanette, “¿Por qué te vas?, que tan bien le sienta a su estilo musical. Por su lado, Pumcayó cerraron sus presentaciones en este 2016 con un concierto de punto álgido, cosa que no es extraña si unos días antes despacharan en Guadalajara un acústico mítico de su repertorio y una presentación onírica al pie de la Barranca de Huentitán. Están más que listos para grabar su segundo disco y alcanzar nuevas estratósferas. Y para este corte de listón para iniciar otros derroteros sonoros, echaron mano de “Don Jacinto”, “Avalancha”, la incomparable “1 de Noviembre” y “Luciérnagas”, temas que ya el público conoce y hasta corea y canta. ¿De Dënver? Nada por decir. Son absolutamente regios, haya lluvia o no, oscuridad o melancolía.
Por su parte, en el escenario principal nombrado con ese hashtag de #CapitalDeLaInnovación del Gobierno de Jalisco, las cosas fueron subiendo de tono conforme pasó la tarde lluviosa. Sotomayor abrió las vicisitudes y Monsieur Periné desde Colombia puso la gracia sonora con swing y pop. Claro, su vocalista Catalina García es estrella fugaz sobre el escenario y conquistó a las alrededor de 800 personas que ya estaban listas para su música a las 17:00 horas. Enseguida, llegó Caloncho que fue la sorpresa de la tarde, con la participación de músicos invitados como Siddahartha y Marcelo, guitarrista y vocalista de Pumcayó. Está de más decir que la fiesta empezó a calentarse, porque Paté de Fuá fue el seguimiento perfecto, a pesar de que tuvieran que “cortar” su set porque los horarios exactos habían quedado en el olvido. La lluvia y otros pequeños factores, hicieron que este escenario se desfasara por lo menos media hora y con Enjambre tuvieron que armar todo su rider en verdadera velocidad máxima. El grupo oriundo de Fresnillo, Zacatecas, sigue siendo de los que más empuje tiene en Guadalajara, porque hasta clubs de fans aguantaron la lluvia para escuchar sus éxitos básicos.
Por su lado, Reyno, Lost Acapulco y La Barranca también pusieron los ánimos candentes sobre el Escenario RMX. Incluso durante el set de José Manuel Aguilera y compañía, una persona cayó accidentalmente del escenario y fue atendida prontamente por paramédicos, quedando el asunto solamente en un susto simple y pequeños raspones.
Y, bueno, El Gran Silencio provocó slam, bailes candentes y salvajes, más cánticos en verdad desgarradores. Tenían que cerrar con “Chúntaro style” y lo hicieron, causando explosiones de completa emoción. La lluvia arreció durante su presentación y a todos los parados delante de su escenario, les valió vil comino porque soportaron las gotas del cielo de forma estoica. Paul Oakenfold al final, hizo que los que se quedaran aguantaran más cantidad de agua pero bailaron sin freno. En su set hubo hasta canciones de Soda Estéreo y Paul Van Dyk. Muchos se quejaron de que recicla sus canciones desde hace muchos años pero lo cierto es que el grueso de los que lo escucharon, salieron encantados.
Este 2016, el 212RMX juntó a 55 mil personas esparcidas y desparramadas a lo largo de la jornada. La lluvia, no impidió que la música electrificara la atmósfera tapatía.
