Texto: DAVID MELÉNDEZ
Fotografía: DIEGO RODRÍGUEZ
Existen tiempos exactos para cada cosa y esos quince minutos de fama de los que tanto cacareó Andy Warhol. Entre esas dos cosas, hay un muladar de intrínsecos hechos de vida y realidades donde el criterio se deja de lado en detrimento de la diversión y el ocio insano sin porvenir.
Y justamente entra aquí la banda británica The 1975, un extraño caso por el prisma que se le mire porque jala de las generaciones jóvenes su principal energía, pero atrae por igual a melómanos irredentos que a viejos lobos de mar en materia de conciertos en vivo y kilometraje musical vivido y escuchado. Total, de alguna misteriosa manera cada día meten más personas a sus directos, son requeridos a festivales cada vez más importantes mas en su música no se refleja ese aplomo de gracia y chispa de genialidad para ponerles la etiqueta de sine die.
Incluso resulta curioso observar a las nuevas generaciones que cantan con potencia absoluta melodías de The 1975 que suenan bastante a bandas de otras épocas como Hall & Oates, Prefab Sprout o hasta Spandau Ballet. Aunque la verdad es que en las mentes de estos jovenzuelos no existe ningún parangón para ratificar lo anterior, sino una carretera libre para poner cualquier emoción hacia The 1975 y exagerarla al infinito, también es cierto que el tiempo solidificará o derretirá la propuesta de esta agrupación originaria de Manchester y ganadora del Brit Awards 2017 como «Mejor Banda Británica».
Por el momento, Matty Healy (voz) y compañía están viviendo su mejor tiempo presente con tan sólo dos álbumes en estudio y paseándose por doquier con un puñado de canciones que, a ciencia cierta, no se «sienten» como himnos generacionales ni tampoco los tienen, cabe hacer notar, por el momento. Que vengan a la Ciudad de México y llenen arenas para capacidad de siete mil personas y pisen el Patio de Maniobras del Auditorio Telmex de Guadalajara para también meter unos tres mil seguidores de su propuesta sonora, no significa calidad. Que si bien haya que destacar el aspecto visual tan cuidado hasta en los mínimos detalles (con un fondo en LED’s que cambia entre canción y canción), tampoco es un resultado positivo para caer hincados ante su música. The 1975 tiene groove pero no entraña y lo lamentable del asunto es que parece que, como ya se dijo en un principio, el público tampoco porque está aceptando (sí, una y otra vez) propuestas que son una vil trapacería. Sí, que miles de personas caigan rendidas ante «Love me», «Loving someone» o «Somebody else», no es un aliciente para aseverar magia sonora. Incluso cuando atacan ese instrumental suyo llamado»I like it when you sleep, for you are so beautiful yet so unaware of it» y tan lleno de introspección electrónica, tampoco hay muchas salientes para aferrarse y no caer en el abismo. Healy, a su vez, posee carisma y sabe ser frontman de primer nivel, pero falta esa canción con dinamita en cada beat o algún estruendo vertiginoso para matizar su propuesta.
The 1975 fue un concierto justo en Guadalajara, que reventó las emociones de miles de personas enajenadas ante esta banda-furor y que tuvieron como proyecto telonero a Two Wayz (dueto sutil de Tech house).









