Texto: DAVID MELÉNDEZ
Fotografía: DIEGO RODRÍGUEZ
Para conciertos inolvidables, Future Islands.
Lo que sucedió en pleno C3 Stage sólo puede describirse como un maremágnum de emociones para jamás olvidarlas y tan sólo silenciarlas con el trance de la muerte. Sí, la presencia de la banda originaria de Carolina del Norte, Future Islands, fue una demostración puntual de lo que los verdaderos directos dejan para la posteridad, porque cuando el espíritu se prende como pira al exponerse a sonidos celestiales, incluso las respuestas motrices no pueden controlarse, mucho menos domarse. Mas aquí entra en juego un elemento extra que por sí solo: su vocalista Samuel T. Herring. Él, sin mayores artilugios, se basta con voz y cuerpo para llevar los conciertos de Future Islands a niveles insospechados de euforia, con eses desplantes corporales y arranques vocales. Es una bestia sobre el escenario, que exuda histrionismo puro mezclado con efluvios de violencia autoinflingida en pos de cada canción. Ahí, frente a su público, hace uso de la pantomima para dirigirse a la memoria del cielo en busca de respuestas y razones. Incluso sus manos son «actrices» que golpean su pecho justo sobre su corazón o con sus movimientos efusivos cuentan las más intrínsecas historias donde sólo los dedos dictan toda la explicación. Sí, Herring corre, salta, hace malabares, se contonea de forma lasciva, cambia su registro de voz hasta ser un trueno gutural para espantar sensibilidades débiles y hasta esgrime algunos pasos extirpados de la mismísima Prisiadka.
Las vicisitudes arrancaron con el proyecto tapatío de pop crepuscular llamado Carranza. Sus canciones «Conecta mi corazón» y «Cámara» fueron coreadas con ahínco y el encargado de este proyecto sonoro, Juan Pablo Carranza, se mostró muy efusivo de fungir como telonero de una gran banda internacional. Para cuando el reloj arribó a las 22:30 horas, las expectativas estaban hinchadas de emoción. Por poco más de 90 minutos, alrededor de 800 personas fueron testigas participativas de un directo altamente emocional, donde se cantó hasta que ya no hubo garganta para hacerlo y el sudor brotó a raudales. Desde la primera canción, «Ran», todo fue un paseo desbocado de alegría, de pasión por escuchar ese estilo de synthpop que posee un esqueleto de líneas de bajo endiabladamente pegajosos y por demás memorables. Aunque no existe la guitarra dentro de la formación de Future Islands, dicho instrumento no se extraña en lo absoluto y batería, teclados, bajo y voz son el cuadrado para crear canciones imperecederas. Sobre el escenario, solamente Herring es el que comanda todos lo que se mueve. Detrás de él, Gerrit Welmers comanda los teclados y William Cashion es el genio del bajo. Como baterista de gira, Michael Lowry hace todo ritmo más orgánico.
Lo loable fue que en ese repertorio de 17 canciones antes del encore, no existe desprecio alguno hacia el orden elegido. Todas y cada una de ellas contiene el material necesario para que amemos y rabiemos por la música de Future Islands, estén acomodadas de la forma que sea. «Beauty of the road» es lúdica pero melancólica; «Time on her side» se muestra evocativa, como el abrazo de una persona a la que hace lustros no vemos; «Long flight» y «Balance» revientan cotas de violencia pero también se muestran como el colchón atrayente donde descansar tras una larga jornada laboral; «A song for our grandfathers» es quizá triste y lacerante, pero en directo unió todas las gargantas; «Light house» se presentó coqueta y animosa antes de llegar a momento estelar de la velada con ese hit que todos traen dentro de su cabeza, «Seasons (Waiting on you)», la cual provocó bailes y cánticos de fe absoluta. Al final, cuando Future Islands fueron requeridos para regresar a regalar más música, las cosas bajaron de intensidad para irse apagando con la debida clase y rectitud. Por ahí estuvieron «Black rose» y «Little dreamer», extras que dejaron satisfechos a cientos de tapatíos que se congregaron para disfrutar la primera vez de de esta gran banda en Guadalajara y, de paso, presenciar uno de los mejores conciertos de este 2018.
