Texto: DAVID MELÉNDEZ
Con categoría y magia visual, se logran montañas de elogios.
Guillermo Del Toro los tiene todos y va por más. Su intrínseca forma de presentarnos mundos donde lo fantástico es el sino de todas las acciones que discurren en pantalla, es una parte vital de su estilo. Máxime cuando nos ha legado cintas inolvidables como El Laberinto del Fauno (2006), Hellboy (2004) y Pacific Rim (2013), entre muchas otras.
Pero ahora con La Cumbre Escarlata ha pisado, valga la redundancia, una cumbre desconocida en su filmografía, porque hilvana sultimente lo macabro con un marcado romanticismo decadente, donde el amor, los espíritus y las malas acciones siempre impregnan los espacios y lugares donde vivimos.
De la mente maestra de Guillermo del Toro llega este thriller gótico protagonizado por Tom Hiddleston, Jessica Chastain, Mia Wasikowska y Charlie Hunnam.
La historia narra las vicisitudes de la cándida y sencilla Edith (Wasikowska), una feminista y escritora de porte colonial y de familia adinerada. De pronto, conoce a un europeo, Sir Thomas (Hiddleston), que busca que su padre le dé dinero para un proyecto minero en su tierra natal. El problema es que él y su hermana Lady Lucille (Chastain), provocan «mala espina» al progenitor. De pronto, éste muere en extrañas circunstancias y Edith se casará con Thomas, para enseguida partir a su castillo donde se ocultan malignos secretos y desgracias pasadas.
Con un tono Victoriano visual y netamente rococó, Del Toro sabe manejar sus cartas con sobrada maestría. La Cumbre Escarlata es una historia de horror, sí, pero también es un cuento gótico que se cuela por los poros de los espectadores y en verdad los deja amilanados sobre las butacas. Y lo mejor del asunto es que transmite emociones, las sabe colar sin miramientos por las pupilas y la película acumula tensión entre los personajes, no simples sustos de golpe y porrazo. Va creciendo la bola de nieve y, de pronto, nos aplasta la cordura.
La Cumbre Escarlata (Crimson Peak)
D: Guillermo Del Toro. Con Mia Wasikowska, Jessica Chastain, Tom Hiddleston y Charlie Hunnam. Estados Unidos, 2015. Duración: 119 minutos.
Aparte, el decorado de la mansión donde se desarrolla más de la mitad de la película, es majestuoso y tenebroso. Incluso Del Toro con esos planos fantasmales de cámara y su forma de diluir las transisciones entre escena y escena, son por demás gratificantes y sirven para que cualquiera quede atrapado en el laberinto de la historia. ¿Los fantasmas y espectros? En verdad espeluznantes, explícitos, recordando al cine de Mario Bava o Lucio Fulci.
Del Toro no necesita aplausos, ya los tiene y en catarata.
No dejen de ver La Cumbre Escarlata y repitan la dosis visual cada semana hasta que abandone la cartelera. No se arrepentirán jamás.
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