Fotografía: Carlos Rojo.
Texto: René Morales.
La búsqueda por lo que actualmente se le llama «vintage» es más constante de lo que parece y no sólo en lo material.
El punk y todas sus vertientes tienen una fascinante historia para contar y a veces tan contradictorias como lo fue el nacimiento del post-punk, acabando completamente con la ideología «No hay futuro» de un momento a otro. Pues bien, también ésto fue muriendo de a poco, como todo, o al menos se refugió en un público más pequeño y difícil de encontrar.
La búsqueda de nuevos sonidos al parecer sufre de un estancamiento en el cual se escarba del pasado para reciclar lo que parecía extinto y darle una nueva forma, She Past Away se evitó la parte de darle una nueva forma al post-punk. Sus bases repetitivas y oscuras no te separan en ningún momento del recuerdo de Joy Division.
El pasado viernes 19 de mayo una suma considerable de gente se dio cita en el C3 rooftop para revivir por ésa noche a la generación x. El show fue abierto por la establecida banda tapatía Marlento y un público dividido, una parte cantaba a coro sus canciones mientras que otra pedía que bajaran del escenario. Incluso casi al final de la presentación el vocalista se molestó por un mal chiste hacia el nombre de la agrupación hecho por un asistente.
El ambiente cambió por completo al aparecer el dueto turco en el recinto. Los asistentes se acercaban cuanto podían al escenario y luego de algunas pruebas de sonido la música comenzó. A pesar de la oscuridad del genero los fans no dejaban de bailar y moverse al ritmo de los pads de Doruk Öztürkcan.
La presentación se alargó por más de hora y media en la cual no hubo ningún descanso o al menos un encore, fueron interpretadas casi todas sus canciones y en algún punto del show subieron a una fan que les compartió un poco de su cerveza.
Tal parece que la escena se puede reciclar tantas veces se quier y siempre habrá un sector de personas que se maravillen a más no poder y la vuelva a recrear casi como en sus versión original. Sólo es cuestión de esperar para deleitar nuestros oídos con las «nuevas» propuestas que la música nos brinde y no continuar con la apatía que poco a poco caracteriza a la perla tapatía.