Texto: DAVID MELÉNDEZ
Fotos: ALEJANDRO GUERRERO
Y después de 31 años, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) sigue ahí, intacta.
Como ya viene siendo una costumbre, los libros han tomado por asalto como cada final de noviembre a la Perla Tapatía, que durante nueve días se llena del candor de las letras y las promueve y exuda para todos los puntos cardinales y continentes del planeta tierra. Y como también vienen siendo una costumbre, la ceremonia de inauguración es un pequeño caos ordenado por chicos y chicas de servicio social, además del personal endémico de la propia feria, así como la seguridad privada. Pero, claro, el orden se logra entre toda la pléyade de invitados del universo de las letras e importantes funcionarios público que suben a un estrado para sentarse y esgrimir sus discursos alusivos sobre esta pandemia de libros llamada FIL, que en este año llena de homenajes a la ciudad invitada Madrid.
En esta ocasión se esperaba un control de seguridad excesivo, ya que se corrió el rumor que Enrique Peña Nieto asistiría. Mas el milagro no sucedió y en su lugar vino María Cristina García Cepeda (Secretaria de Cultura), que convivió, entre otros, con tenues sonrisas ante Raúl Padilla López y Marisol Schulz Manaut (Presidente y Directora General de la FIL, respectivamente), Luis María Aguilar Morales (Presidente de la Suprema Corte de Justicia), José Narro Roble (Secretario de Salud), los escritores Fernando Del Paso, Sergio Ramírez (Premio Cervantes 2017) y Emmanuel Carrère (Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances), Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla (Rector General de la Universidad de Guadalajara), Enrique Graue Wiechers (Rector de la UNAM), Aristóteles Sandoval (Gobernador de Jalisco), Enrique Alfaro (Presidente Municipal de Guadalajara), Pablo Lemus (Presidente Municipal de Zapopan) y la Alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Tal reunión de distinguidas personalidades, también sirvió como marco para entregarle a Carrère su premio en Literatura en Lengua Romances.
Al hacer uso de la palabra, Padilla López centró su discurso en los números titánicos de la FIL (47 países, 20 lenguas conviviendo, 620 presentaciones de títulos, 23 salones en uso dentro de Expo Guadalajara, etcétera) y en el hecho de que en la ciudad de Madrid, el 80 por ciento de sus habitantes por lo menos lee un libro al año. Por su parte, Bravo Padilla dijo que Madrid es «una visita luminosa» y que la FIL busca «consolidar lazos y relaciones» con otros lares del ancho mundo. Aristóteles Sandoval, por su parte, lanzó la pregunta al aire de «¿qué México nos espera al final de esta década?» y puso especial énfasis en el hecho de que debemos de prestarle tanta atención a nuestros aparatos tecnológicos (en especial móviles) y mirarnos a los ojos, en clara alusión al hecho de que las nuevas generaciones están perdiendo ese sentido de Humanidad gracias a pasar horas delante de pantallas y computadoras.
Pero, la mañana se la llevó la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que tomó la palabra sin un discurso escrito (se agradece de forma infinita) y arrancó de su corazón cada palabra que salió de sus cuerdas vocales, como eso de que la FIl une a todos para «intercambiar algo especialmente valioso«, que no es otra cosa que el libro. También, tomó un verso del poeta español Miguel Hernández (1910-1942) donde a Madrid le dice que es la «rompeolas de todas las Españas», para esgrimir su gran afecto y amor por la capital de España, y anunció que próximamente se abrirá una casa de México en Madrid, que no es otra cosa que una deuda que la Península Ibérica tenía con México, por tantas veces que le ha tendido una mano amigo. Y cerró su discurso diciendo que todos «seguimos siendo lectores, siempre lectores«.
Así que por espacio de nueve días, TODOS seremos lectores.