Texto: DAVID MELÉNDEZ
Y se volvió a hacer la luz en plena Zona Centro de Guadalajara.
Del 14 al 18 de febrero, GDLuz llega a su segunda edición con el tesón desenvainado y dispuesto a escribir más historias de música, mappings y harta luz. Pero lo mejor, es que crece de 1.6 a dos kilómetros (donde se agrega la zona del Mercado Corona), ahora tienen 180 voluntarios que cuidarán cada detalle de orden de la masa humana que asistirá para hacer suyo el centro de la Perla Tapatía (y en donde se esperan al menos 800 mil asistentes). Y así, bajita la mano, este festival ya es el más grande de Jalisco, aunque sea gratuito y se desarrolle en un espacio público.
Nine Fiction platicó con Marcos Jiménez, la cabeza que yace al frente de GDLuz y que también es CEO de Alteacorp, una firma tapatía especializada en producción de eventos. Él, tiene en la mente fijo el hecho de que sea el mejor festival en su tipo de toda América, que sea uno por y para la gente, sea netamente apolítico y que se vuelva un evento insignia de Guadalajara.
De entrada, Marcos, ¿qué sabor te queda de la primera edición de GDLuz?
¿Qué sabor me queda? Primero, gratitud, por la gente que asistió. Segundo, admiración por la energía con la que iban los asistentes y, tercero, el ambiente familiar que se vivió. ¡Fue demasiada gente! Más de 520 mil personas. También me quedó asombro por la gran respuesta que tuvimos. No esperábamos tanta gente ni la buena vibra. Fue una buena experiencia, tanto de las cosas buenas y no tan buenas, como lo fue el tema de los flujos y la facilidad para llegar hasta al Centro. Afortunadamente se aprende de todos los detalles.
Ya que hablas sobre los temas no tan buenos como lo fue el flujo de personas en ciertas zonas de la Plaza Tapatía, ¿qué engranes se han ajustado para evitar estos cuellos de botella?
Habrá voluntarios guiando estos flujos y habrá vallas. Vamos a controlar el flujo guiándolo con orden. La edición pasada el problema fue que la gente quería subir y bajar por todos lados. Ahora subirán y bajarán pero cada quien por su lado. Tenemos una gran planeación al menos gracias a un software inglés que adquirimos y que es especial para aeropuertos internacionales, que te dice dónde tienes que marcar salidas, entradas, bloqueos y las direcciones de los flujos para que tengas una mayor afluencia controlada.
Para esta segunda edición, GDLuz crece y ahora también estará en el perímetro del Mercado Corona. ¿Qué otros detalles más se afinaron para que los asistentes vivan una experiencia total?
En el Mercado Corona habrá un stage, con bandas emergentes de Guadalajara con diferentes propuestas sonoras, que van desde el jazz y hasta el rap. Es, por así decirlo, un escenario cultural. Otra cosa que hicimos es que ahora todos los shows son al mismo tiempo y tienen el mismo contenido para que cualquier asistente viva la misma experiencia y que no piense que el show de las 20:00 horas será diferente al de las 21:00 horas. El año pasado ocurrió que en Plaza Liberación el espectáculo duraba 30 minutos y en la Catedral, por así decirlo, 20 minutos. Entonces tenías unos diez minutos que ya había terminado un show y la gente quería entrar en uno donde no había terminado. Entonces se hicieron esos famosos cuellos de botella. Ahora todos duran lo mismo y sólo le pedimos a la gente que se recorra hacia el siguiente. Eso permite que se vacíe un espacio y se llene otro.
Ahora bien, ¿cómo evitarán que se metan más personas a una sola zona y no se genere un caos con miles de personas?
Hemos tenido ya diversas reuniones con Seguridad Pública, Movilidad y Protección Civil. Estamos trabajando en conjunto con todos ellos para que en determinado momento con drones y observatorios elevados, se pueda cerrar una plaza o desviar un flujo. De hecho, todas las entradas ya no serán ‘libres’, por así decirlo, para que quede un flujo y una salida con orden. El gran flujo no se puede evitar. Pero lo que sí se puede es dirigirlo. La gente va a llegar, de eso no hay duda, el tema es cómo diriges a esas personas para que tengan una mejor experiencia. O, ¿cómo desvías ese flujo cuando ya no cabe nadie más, digamos, en Plaza Liberación? Pues simplemente cierras y esperas. Esa espera puede ser de diez o quince minutos mientras se acaba un show. Entonces ya se abre. Podemos evitar el sobrecupo pero no la afluencia, pero lo que sí podemos dirigir es el flujo.
Marcos, conoces parte de los demás festivales del mundo que tienen como protagonista a la luz. ¿Qué quisieras traer de esas experiencias de otros países a Guadalajara y aplicarlas a nuestra idiosincracia? Te lo pregunto ya que el año pasado muchas personas se quejaron de que en Plaza Liberación sólo hubo música electrónica y que hubieran preferido algo más mexicano…
El gran tema aquí es que el festival se está instituyendo en el marco del aniversario de Guadalajara. Si fuera en otra fecha, no importa que fuera música electrónica. Aquí es que al meterlo al marco del aniversario, eso te obliga a que sea algo más tradicional y al estar en una ciudad como la nuestra —que es muy conservadora— nos tenemos que adaptar. Y lo que hicimos en esa primera edición fue que realizamos un cambio de música del primer día al siguiente. Se programó un poco de música más latina y se le bajó a lo electrónico. Mas no se puede quitar lo electrónico al 100 por ciento porque es parte de la cultura actual. Es algo que se vive de forma contemporánea. Es como si cuando estaban The Beatles alguien dijera ‘¿por qué metes rock & roll?’. Así que vamos a tener de invitado a César Cosío y entonces él hará la curaduría de la música y en donde tiene toda esa experiencia sobre cómo llevarnos a través de diferentes momentos o épocas; vaya, que exista música para todos los gustos. Recién lanzamos nuestro video promocional del festival y ya tiene cuatro millones de reproducciones y quince mil comentarios. Y cada uno de los comentarios los hemos respondido. Es simplemente llegar a un equilibrio: ni cargarlo todo hacia lo regional ni cargarlo todo a lo electrónico.
Por otro lado, también existieron muchas voces críticas en redes sociales con el hecho de que se proyectara reconocida marca de refrescos sobre la fachada del Instituto Cultural Cabañas. ¿Cómo te tomaste esas críticas que estuvieron bastante subidas de todo?
A veces a mí me da… (Silencio). Me da la impresión que estamos de repente tan ‘cerrados’ a ciertas ideas. Te voy a decir qué pasó: no se grafiteó nada, no se ‘tocó’ ni siquiera un edificio. Lo que sí pasó es que se proyectó una marca y que gracias a esa marca tuvimos este festival. Si lo pagara el Gobierno, ni una marca te pongo. Si nosotros lo patrocináramos, tampoco te pongo nada. Hay que entender que si queremos hacer las cosas, y es lo que me pongo a pensar, es que a veces aquí en la ciudad es como el dicho ese de ‘si truena es porque tronó; si no, porque se cebó’. El tema aquí es, que tienes un patrocinador que te apoya a que tengas un espectáculo de clase mundial gratis para el público en general, así que lo mínimo que puedes hacer es darle presencia. ¿Qué aprendimos de lo anterior? Aprendimos a no herir susceptibilidades porque yo no estoy de acuerdo con lo que pasó, en relación a que se hizo un gran alboroto. Aprendimos a que existen susceptibilidades y a no herirlas. Pero de que van a existir marcas dentro del festival, van a existir. Claro, se va a cuidar no ponerlas o proyectarlas en un edificio histórico, mas van a existir. Vas a llegar y observar una marca y sabrás que gracias a esa marca podrás aplaudir y disfrutar de un espectáculo de pirotecnia que te están regalando. Creo que somos una ciudad que debe de aprender de las otras grandes ciudades del mundo donde se llevan a cabo otros festivales de luz.
Pero al hacer de lado estas críticas, temas como las pulseras luminosas que a los asistentes se les encargó de favor las regresaran al término de cierto espectáculo para que otros disfrutaran de la misma experiencia, fue todo un logro y dejó un grato saber de boca al constatar que hubo una participación responsable del público en general.
Fíjate que el proveedor de dichas pulseras que es de Montreal, cuando le dijimos esta idea ya que no nos alcanzaba el presupuesto para darle una pulsera a todos, prácticamente se rió y dijo ‘imposible que te las regresen, eso no sucede en el mundo’. Y aquí en Guadalajara sucedió y hasta les mandamos videos y nos respondieron ‘wow, que gente tan de valores los tapatíos’. Es muy padre que la gente tenga este valor o sentimiento de compartir y para esta segunda edición seguirá la misma dinámica de pedirle a las personas que regresen de favor las pulseras que se les entregan. Al final, se recuperó como el 80 por ciento de dichas pulseras y no faltó aquel que se la guardó (risas). De hecho, por eso los voluntarios se las entregaban al público ya encendidas para saber en todo momento dónde estaban.
¿Hacia dónde va GDLuz? ¿Cuál es tu sueño con este festival y hasta dónde lo quieren llevar?
El objetivo de este festival es que sea el más grande de toda América y no nada más de América Latina. Y creo que lo podemos lograr con el paso de los años. La idea es crecerlo en alguna edición hacia Chapultepec, luego dijimos a Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá y tal vez hasta Tlajomulco. Pero para eso se requiere presupuesto. Porque aquí la producción es un tema realmente importante, porque el recorrer dos kilómetros con música y con iluminación tiene un alto costo. Conforme vayan sumándose más patrocinadores, podremos irlo creciendo. Recuerda que es muy importante saber hacia dónde vas, porque si no, no llegas. Ya dimos un gran paso de 25 a 40 atracciones, y de 1.6 a dos kilómetros. Va a llegar el momento y espero que sea el tercero, en que ya no quepamos ahí (en la Zona Centro). Pero por el momento no están los recursos monetarios ni técnicos para lograrlo.
¿Cómo es la sinergia entre marcas, productores, músicos, voluntarios, gobierno y Alteacorp? ¿Te has topado con momentos difíciles donde se tienen que limar duras asperezas para seguir adelante?
Ahora en relación al equipo, a nuestro equipo, está muy contento pero muy desgastado. Híjole, es muchísimo desgaste por tantos y tantos detalles que hay que ver de la producción. Estamos desgastados pero con ánimos. Pero todo el desgaste cuando ‘prendes’ alguna de las atracciones que el público vivirá en GDLuz, se te quita. La emoción de estar viendo lo que ya planeaste. Este desgaste, claro, tiene su paga a la hora que la gente disfruta el festival.
En relación a las marcas, si ha sido bastante difícil, el que se sumen y entiendan el valor de todo. Muchas marcas, por ejemplo, no entendían que el valor no solamente es en retorno de su inversión. Porque es lo que te piden: ‘¿cuál es el retorno de mi inversión?’ Bueno pues vas a tener tanta número de personas en un lugar, que en esta segunda edición pueden llegar a ser 800 mil personas. Creo que es bastante interesante tener impactos de una marca en 800 mil personas por cuatro días. Y ha sido muy difícil que lo entiendan algunas marcas, porque no lo han vivido. Y es que estamos en Guadalajara. Yo estoy muy orgulloso de mi ciudad y muchas personas nos han dicho que nos llevemos el festival a Monterrey y diferentes lugares. Pero no, que la gente venga. Esto es GDLuz. En algún momento podremos hacer otro festival con otro concepto. Que esto se convierta ya en una tradición para que genere turismo. Pero lo anterior, las marcas lo ven como si esto fuera un evento local, porque todavía no tiene un impacto nacional. ¿Qué va a pasar en cuatro o cinco ediciones? Creo que este evento se convertirá en uno de referencia nacional y entonces ahí las marcas ya voltearán a ver a GDLuz en Guadalajara. Porque ya tenemos otros eventos internacionales que van a llegar, como el Corona Capital. Ha sido difícil con las marcas, ya que quizá no regrese del todo su inversión. De hecho, eso es lo que más nos ha costado con la gente tapatía: hay más marcas nacionales que nos han invertido, que marcas locales. Y eso está bien triste. Si de por sí tenemos fama los empresarios tapatíos de ‘apatíos’, ir a esas grandes empresas dulceras y de herramientas que de repente sabes que la ciudad les dio para que estén en el lugar donde se encuentran, y que no le regresan nada a la ciudad. Es lo que más nos ha costado trabajo. Yo sí pediría más apoyo a la gente local. Esto no es un negocio para nosotros, porque a final de cuentas es gratuito. Alteacorp tiene otros proyectos que le son más redituables, por eso les pedimos a los industriales tapatíos que le regresen un poco a la ciudad lo que les ha dado. Y en relación a gobierno, hemos tenido una gran experiencia. Hemos trabajado con otros gobiernos y la verdad el de Guadalajara tiene toda la visión, el coraje de hacer las cosas y todo el empuje. Nos ha facilitado todo, incluso en temas de seguridad, en permisos, en todo. Nos ha facilitado la vida para que no sea un tropiezo más, al trabajar en un espacio público. Con las marcas que nos han apoyado, muy bien; con Gobierno, muy bien; solamente necesitamos más apoyos de las empresas tapatías.