El pasado viernes 23 de febrero, el Foro Independencia vivió una noche de contrastes cuando la banda nipona de math rock, Lite, visitó por primera vez la Perla Tapatía para ofrecer un show a la altura de su categoría. Fue una velada de contrastes por las diferentes propuestas que se presentaron en el escenario de dicho foro. Contrastes por la tímida respuesta por parte del público local. Contrastes porque en el punto álgido de la noche, tres mujeres de otra generación disfrutaban el show sentadas en medio de la oscuridad del foro como si se tratará de un concierto de música clásica.
Randolph se encargó de ambientar la noche. Con una propuesta que denominan trip hop, la noche fue poco a poco embriagándose de sonidos ambientales que explotaron de forma repentina en melodías hip hoperas. Lentamente la velada se convirtió en una experiencia íntima. Con ritmos relajantes e hipnotizantes, Randolph puso las bases para que comenzáramos a desentumirnos de esa modorra que caracteriza al público tapatío cuando de conciertos se trata.
La barra no estaba a reventar, pero aún así las cervezas iban y venían, las gargantas se refrescaban y la mente se despejaba del trajín cotidiano. En la terraza se vivía un ambiente de tranquilidad, amigos que se encontraban e intercambiaban conversaciones, cigarros y cerveza; el clima era templado pues aún llegaban los últimos aires fríos de un moribundo invierno que se combinó con el calor de una naciente primavera. Era un viernes perfecto para ver a Lite, para disfrutar de un buen rock instrumental. Sin embargo, a veces puede más la modorra.
Al regresar al interior del foro, Birdhaus sonaba sobre el entarimado. La banda tapatía ofreció un espectáculo onírico en el que las melodías nos transportaron a las profundidades de nuestro propio yo. Ritmos pausados que salieron de guitarras con reverb y cajas musicales que transformaron la atmósfera en una especie de viaje astral. además, secuencias rítmicas que evocaron escenas de películas y ecos profundos que sacudieron la conciencia, fueron el común denominador de esta agrupación que cautivó a varios de los asistentes que ya hacían acto de presencia en la oscuridad del foro.
Poco a poco se comenzó a sentir en el ambiente que la banda del lejano oriente estaba por iniciar su show. Pero antes hubo una parada más, pues tocó el turno para Punto de Fuga, reconocida banda tapatía de math rock. No sé si eran las cervezas que ya me había tomado por entonces pero, a la lejanía, por un momento pensé que alucinaba al ver a una especie de seres nocturnos que enfundaban sus instrumentos. Sin embargo pronto me dí cuenta que las máscaras de lechuza eran una clara referencia a una de sus grandes influencias, Austin TV. Punto de Fuga ofreció una presentación a la altura de cualquier banda internacional. Cada instrumento iba tomando protagonismo al avanzar la noche, a veces el bajo, otras la batería (sobre todo la batería) y otras la guitarra. Rock instrumental que se transfiguró en una especie de narrativa auditiva y que versaba directamente sobre las emociones cotidianas. Armonías que se unían para llevarnos por zonas que trasciendieron nuestra mente. Fue una presentación espectacular que dejó todo listo para recibir a los nipones de la mejor manera posible.
La apacible noche entró entonces en un estado de ensoñación. El público comenzó a reunirse al frente del escenario. Yo descansaba y tomaba un pequeño respiro afuera en la terraza. Las cervezas y los cigarrillos seguían yendo y viniendo. En el escenario se asomaron las figuras sutiles de los orientales. Lite arrancó así su acto mientras una explosión de aplausos y gritos los animaron a tocar.
Si algo debemos reconocer de la cultura japonesa es su disciplina para realizar lo que se les ponga en frente. Esta disciplina es un elemento clave en el arte musical. Al regresar al foro, lo primero que pude notar fue la perfección en la ejecución de los instrumentos por parte de los nipones. Cada acorde, cada arreglo, cada tiempo era ejecutado de manera milimétrica. Ritmos perfectos que hacían honor a su denominación: rock matemático puro y duro. Su set fue un combinado de sus cinco álbumes de estudio; sin embargo, el show sirvió para presentar al público tapatío tracks de su más reciente material Cubic (Topshelf Records, 2016), con el cual han sido reconocidos y ganado notoriedad en los circuitos musicales a nivel global. Canciones como «Ef«, «Human Gift«, «Ballons«, «Image« , «Ghost dance«, «Pirates and paraketes» fueron poco a poco ytansformando la noche en una experiencia de trance sensorial a través de las perfectas armonías que salían de los instrumentos de los orientales. Después de más de una hora de show, poco a poco se llegó al clímax y conclusión del mismo. Un público en trance despedía los últimos acordes de Lite, mientras que «Infinite mirrors« y «100 Millions rainbowns« sirvieron como broche de oro para una contrastada noche que terminó en un cúmulo de sensaciones al ver despedirse a los nipones.