Texto: DAVID MELÉNDEZ
Fotografía: ANDREA RAYAS
Corona, es la cerveza mexicana de Grupo Modelo más vendida en el mundo.
Ahora, en su mente unan las fuerza de esta conocida marca y el deporte más popular del mundo, el futbol, y así obtendrán como resultado AeroCorona. Dentro de una de las bodegas de Calle 2, Corona ofreció la mejor experiencia premundial de fin de semana, con más de 800 invitados entre socialités tapatías, bloggers, Instagramers (como Christianne Sandoval —mejor conocida como CherryChriss— e Isabel Salas, la chica de la sonrisa atrapante que genera tutoriales sobre moda y lifestyle) y hasta jugadores profesionales de Primera División, como Juan Pablo Vigón y Gaddi Aguirre del equipo Atlas.
Desde las 19:00 horas, el ambiente se torno de fiesta total. De entrada, dos barras ofrecían cerveza Corona en tres de sus presentaciones (Extra, Light y Cero), así como una serie de cócteles refrescantes preparados con diversos ingredientes como ese llamado «La Bicicleta» (con jarabe de cardamomo, jugo de fresa y limón) o «La Gambeta» (con miel de abeja, jugo de jengibre y limón, y un ramillete de hierbabuena). Eso sí, todos con su debido chorro de cerveza Corona. También, hubo dos opciones de comida: tacos Los Gonzalitos (de pescado, camarón y burritos de marlin) y las pizzas y paninis de Italia Mía.
Sobre el escenario, pasaron DJ Yeyo, una de las caras jóvenes del stand up mexicano, Daniel Sosa, y los beats pegajosos de Tom & Collins. También, se contó con el Red Bull Street Style (que se aventaron unas buenas piruetas con balón en movimiento) e infinidad de juegos y dinámicas. Entre fubolitos, puffs frente a pantallas planas conectadas a sendos Playstations 4 para jugar FIFA a todo lo que da y un photo wall donde cualquiera podía tomarse la foto con una réplica dorada de la Copa Mundial de la FIFA, todo fue sonrisa y ocio.
Cabe destacar que el joven Eduardo Piña se ganó un vuelo al quinto partido de la Selección Mexicana en el Mundial de Rusia 2018 y a la patria de Vladimir Putin por nueve largos días. Para que vean que este especie de hangar coronesco no sólo fue fiesta y baile, sino también una caja de sorpresas que dejó a cientos con la sonrisa más presumible de fin de semana.