Texto: DAVID MELÉNDEZ
Fotografía: DIEGO RODRÍGUEZ
Existen momentos de furia y Atari Teenage Riot es una de alto octanaje.
Quienes conocían de sobra su discografía o había sido fanático irredento del proyecto de Alec Empire y compañía, tenían pleno conocimiento de causa que su sorpresivo concierto en el C3 Stage sería una verdadera bomba sónica. Ellos instauraron o hicieron valer esa etiqueta del «digital hardcore», donde todo el atasque en materia de sonidos electrónicos eran puestos en la misma vorágine para crear un caos subversivo, distópico y hasta punzante. Así que su directo en tierras tapatías fue el ejercicio perfecto del exceso en todos los rubros, con esas características luces estroboscópicas que podrían dejar pirado a cualquier persona y una suerte de revolución sobre el escenario que Empire sabe provocar gracias a una pirotecnia física que sorprende a sus casi 50 años.
Su directo estuvo basado en un punch continuo de poco más de 60 minutos, con lo mejor de su repertorio pero centrado en su más reciente placa, el Reset de 2015, de donde despacharon el titánico corte de «J1M1» y «New blood» y «We are from the Internet». A su vez, una pantalla de LED’s con una armada de visuales bifurcados y recortados con señales de ruido blanco, errores digitales, arengas revolucionarias, mensajes subversivos y errores digitales con la mejor de las esencias cyberpunks, fue el protagonista también de la noche. Claro, con ciertos malentendidos con la persona encargada de manejar las luces del recinto, pues en sí sólo la pantalla de LED’s debía ser uno de los personajes principales del show y no cualquier otra luz de la que fuera, a lo que el tercer elemento de la banda, Rowdy SS, estuvo quejándose durante las primeras canciones haciendo señas de que apagaran todas las luces del escenario, salvo las clásicas luces blancas frontales que iluminan en cierta ocasiones al público.
Contrario a los años 90, ahora Empire es el que comanda todas las acciones como el debido frontman que siempre fue, aunque antes no se explayaba tanto por quedarse en los comandos electrónicos y sintetizadores. Ahora, el londinense Rowdy SS es el que los protege y Nic Endo sigue con su acción de ser la contraparte vocal sobre el escenario. ¿Que si se escucharon sus clásicos como «Speed» y «Revolution action»? Sí, igual de potentes que hace 20 años y destructivos a más no poder. También la clásica «Destroy 2000 years of culture», con sus explosiones de drum & bass con lacerante hardcore, al igual que «Into the death», todo un corte brutal para carcomer y destazar entrañas con ese sampler de guitarra distorsionada sacada del mismísimo infierno.
Lo mejor del asunto es que el público con proyecto como Atari Teenage Riot no puede quedarse ni estático ni tranquilo. Por eso Empire incitó a todos los presentes a que gritaran y vitorearan, a que se dejaran llevar con la carnicería del digital hardcore. Así que todo un gusto observar el crowd surfing y un slam no tan corrosivo por parte de la Vieja Guardia tapatía, que quedó satisfecha y sorprendida por semejante potencia cortesía de Alec Empire y sus secuaces de parrandas digitales.