A las ocho en punto, las entradas de DMT Night Club estaban abarrotadas por fans deseosos de disfrutar al máximo el tan esperando evento de Rock. Bandas como Wasoflasband y Clondemento dieron inicio a lo que sería una noche llena de euforia y éxtasis. Continuando el evento, se presentó Machingon, ofreciendo un concierto espectacular llevando al público a la cúspide, aumentando los gritos y la emoción de todas las personas que se dieron cita la noche del pasado sábado.
Cuca se retrasó dieciocho minutos, pero eso no afectó a los espectadores quienes disfrutaron del pequeño receso antes de comenzar con el esperado concierto de la noche. A las 12:43 horas la ausencia de luces y los primeros acordes de Alejandro Otaola, guitarrista de la banda, provocan una oleada de gritos y emoción por parte del público. Otaola deja de tocar y en cuestión de segundos, se encienden las luces del escenario y con un grito ensordecedor, aparece José Fors dando paso a “Pornoblattea” canción de su último álbum musical que lleva por título el mismo nombre.
Éxitos como “DDTTV”, “El mamón de la pistola”, “Que chingados es la vida” e “Hijo del lechero” iniciaron la presentación y fueron cantados a todo pulmón, canciones como “Me vale madre”, “Rock y sólo rock” y “Alcohol y Rock and roll” fueron indirectamente una invitación para iniciar el tan esperando slam y para que los espectadores se volvieran mucho más eufóricos junto con Nacho “El Implacable” González, el baterista de Cuca.
Tras un momento de descanso, Fors agradeció al público por seguir escuchando su música, “Esto es gasolina para Cuca” comentó cuando los aplausos no se hicieron esperar, también agradeció al equipo de DMT Night Club por invitarlos y porque era el segundo aniversario del establecimiento y el primer concierto de Rock que festejaban ahí.
Continuando con la trasnochada, Nacho tuvo su momento de gloria tocando la batería sin parar durante varios minutos. Los espectadores, lunáticos por la pasión y la energía con la que tocaba, hicieron comentarios como “Eres un chingón Nacho” y “Eres un cabrón”.
Otaola dio inicio a una nueva canción y Fors se acercó al público para tomar una prenda femenina y colgarla en el pedestal del micrófono. “Implacable” retumbó en el escenario y la banda recibió con emoción a un par de bailarinas con poca ropa y bailes sensuales, al final de la canción, eran dos prendas femeninas las que adornaban el pedestal del micrófono de Fors.
En la recta final, la banda se despidió y se fue del escenario dejando al público sin perder el éxtasis del momento. Se escuchaban voces gritando al unísono “Cuca”, “Cuca” y después de varios intentos, Cuca regresó para continuar con sus más grandes éxitos “El son del dolor” y “La balada” que, sin poder creerlo, aumentaron los gritos y la emoción del público.
Para cerrar con broche de oro, los primeros acordes de “Cara de pizza” se hicieron presentes. “Es una pizza” gritó Fors, al escuchar un ¡no! contundente preguntó “¿Entonces qué cojones es?”. El público comenzó a cantar la canción sin esperar a Fors que, por su expresión, podíamos asegurar que estaba disfrutando la noche tanto como sus fans.
Después de casi dos horas de concierto, 23 canciones y más de mil espectadores, Cuca se despidió definitivamente agradeciendo una vez más y recibiendo un cielo lleno de fuegos artificiales.
Tras la obligada ausencia de Cuca en los escenarios, su regreso fue un éxito y superó las expectativas de todos los presentes.
Por Andrea Reyes.
Galería fotográfica: Missael Marentes.