Cinco años de espera no fueron suficientes para el entregado encuentro entre el guatemalteco y los tapatíos
El tiempo corría a prisa, las filas se aglomeraban, y los palcos lucían a tope. Al frente, un largo piano de cola, una cabina telefónica al estilo “londinense” y de fondo, imágenes de la capital inglesa; a sus lados, en un par de pantallas verticales, una serie de experiencias se proyectaban, demostrando la complicidad de algunas fieles y el cantautor de “Batichica”, primera heroína en saltar a la escena desde los estudios de Abbey Road.
Un pianista con sombrero, un saxofonista y el trombonista, a cargo de la magia musical cubana. Bajista puertorriqueño, un par de coristas inglesas, la acústica estadounidense y la eléctrica mexicana. Ya suena la batería del tapatío Giovanni Figueroa, solo falta alguien, el tipo de 1.97, que de manera sorpresiva se apodera del escenario.
De traje negro y aguado, entonando “Si yo fuera”, honrando al viejo Historias, reencontrándose con un público que lo ha esperado por un lustro como si nada hubiera pasado. “Morir por vivir” nos trae a la actualidad y “Ella” hace presencia en el Condominio Blanco y Negro.
“Guadalajara, buenas noches, bienvenidos”, se dirige Ricardo, resumiendo los años de espera, tras el encierro pandémico. Suena “Hongos” y una “Apnea” nos lleva hacia Adentro con “Acompañame a estar solo”, para después evidenciar las complicaciones de “El amor” con alguna situación.
“El problema” ya cumple 20 años, y “El flechazo y la secuela” apenas uno. “Sin daños a terceros” se vuelve intimidante contrastando con la energía de “Si el norte fuera el sur”, que prosigue con “Señora de las cuatro décadas”, la cual demuestra que ha envejecido de manera apremiante.
“Lo poco que tengo” conecta con “Vida”; “Dime que no”, “Cuándo” y “Cómo duele”, una encrucijada trilogía para entender, que nos deja con la “Historia de taxi” y “De la ilusión al miedo”, antes de llegar a las complacencias.
“El invisible” se hace presente, de pronto llega “Ella y él”, un reclamo “A ti” se contrapone con “Quién diría”, y de manera directa se declara “Porque puedo”, iniciada por el «Gringo», quien sorprende a todo el auditorio con sus cualidades vocales. Arjona invita a decir las cosas como son y nos regala “Desnuda”, una oda a la mujer.
No hay manera más directa que decir “Te quiero”, “Te conozco”, aunque los “Minutos” se estén agotando y el recital por culminar.
Ricardo regresa a la escena, ahora en playera blanca y nos propone “Fuiste tú”, Guadalajara no solo canta, la contesta; rematando de manera clásica y determinante con “Mujeres” su himno caracterizante.
Así es como inicia la gira del guatemalteco en México, “El lugar donde todo empezó”, según compartió en sus redes sociales.
Por Eduardo Roel.
Fotos: Luis Gómez Sandi LAGS