En una íntima velada al más puro estilo de Storytellers se llevó un brillante concierto bajo el concepto Gira en KAsas
Dentro del tour de Gira en KAsas, vivimos este sábado 05 de noviembre una excelsa presentación a la voz y compañía de Kill Aniston y Ely Guerra, desde una ubicación secreta de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
En el jardín de una casa, en algún punto de la ciudad, fue que un par de días antes la ubicación apareció en los correos electrónicos de quienes compraron su boleto, acompañada de algunas indicaciones como el llevar un cojín, almohada o algo cómodo para sentarse en el césped; fue que en total comodidad y siendo minutos antes de las 20:30 horas, vimos aparecer en el escenario a Josué Guijosa, líder de la banda Kill Aniston, quien 10 años atrás inicio con este proyecto de conciertos en lugares privados y pequeños, para lograr con ello noche tras noche, un momento lleno de magia y profunda conexión entre todos los presentes, con un formato totalmente acústico.
La modelo del Año fue el tema que inauguró, de ella sucedió Catarsis, para continuar con una breve presentación por parte del músico, explicando el concepto del show, su historia, mostrando su agradecimiento a quienes asisten y reconociendo el talento y sencillez de su invitada de honor. Canción tras canción narró algunas de sus vivencias, pensamientos, su sentir alrededor de sus canciones y experiencias de vida o hasta el honor de que su invitada le haya hecho un perfume personalizado. Tráfico, Divorciados, llenaron los oídos de la gente que en total atención disfrutaba de la presentación y relatos, cediendo la batuta al punto estelar, poco después de las 21:00 horas.
Con una breve pausa, muchos aprovecharon para ponerse de pie y estirar las piernas; charlar, comprar souvenirs o algo para beber e incluso ir al baño; ya que las interpretaciones, se dieron en total silencio y atención. Con una luna casi llena que brillaba en totalidad desde el cielo, dando la única iluminación del lugar. Se dieron las 21:30 horas y el público eufórico gritó y aplaudió, era el turno para una de las artistas de mayor referente en la escena nacional, con gran trayectoria, pero con extrema sencillez, Ely Guerra, quien tomó posición y con guitarra en mano, inició interpretando Profundidad, de aquel Lotofire de 1999, para así brindar la primera historia, explicando como el loto, aún en el fuego sobrevive con total belleza, del fuego, como la mujer, persistiendo generación tras generación y en crecimiento y continuando con una historia de aquel joven que hace unos días la quiso ligar en el gimnasio y terminó llamándola veterana, una gran veterana del alternativo, con cerca de 42 años escribiendo temas y 30 desde su primer trabajo publicado. Continúo Tengo Frío, del mismo disco, mientras las historias continuaban. Con gran voz, una excelsa interpretación y con el corazón siempre en la mano, contando sus historias, sus experiencias, hablando del amor, desamor, de los corazones rotos y los hombres que en algún periodo de su existencia inspiraron algún tema, de la sensualidad, el vivir y gozar de vivir, su infancia y más, Ely siempre abierta a su público.
Ángel de Amor, dedicada a un español «para que se le quitara lo tonto»; Peligro, Pa-Ra-Tí, ¿Por qué Tendría que Llorar por Tí? fueron las melodías que le siguieron, todas acompañadas de maravillosas historias desde lo profundo de su alma, pero con total naturalidad y apertura, como cuando charla con un amigo. Prometo Ser, escrita para esa hija que no tuvo y con los «coristas perros» que al fondo se escuchaban aullar mientras ella hablaba. Mi Playa, escrita como carta de despedida a una pequeña Holbox y su comunidad de pescadores que la arroparon durante un tiempo. Vale que Tengas, interpretada a capella, bañaba el alma de las personas que estábamos allí. Quienes en total atención y silencio escuchábamos, en segundos, algún coro o estrofa nos salía del corazón, de la garganta, para acompañarla; sin embargo, era tan perfecto, que nos costaba alzar la voz y romper ese encanto con el que Ely nos tuvo atrapados.
Quiéreme Mucho, Ojos Claros, Labios Rosas fueron las que cerraban la presentación, para cerca de las 23:00 horas, culminar en la cúspide del encanto, interpretando Júrame de María Grever, en una versión a capella, lejos del micrófono, caminando entre quienes nos encontrábamos ahí.
Texto y fotografía: Roy Arce