*La noche del viernes 3, Guadalajara fue escenario de un encuentro épico, con el que regresó el punk a la ciudad de la mejor manera con una de las bandas más representativas del País Vasco: Kaos Etíliko
Retroceder en el tiempo y recordar este tipo de conciertos, en las desaparecidas Biaz o en Roxy, fueron el ingrediente de la velada, pues trajeron de vuelta un movimiento del cual se creía olvidado o poco frecuentado y que era tema de conversación de quienes se encontraban en las afueras del Centro Cultural 907, que ahora funge como espacio alternativo para este tipo de géneros.
El acierto de Armetal Producciones y Zapito Records, se evidenció por la organización del evento, los precios accesibles y, sobre todo, el desfile de bandas que encajaron a la perfección.
Pasadas las 20:00 h, Helado Funesto, se trepó a la tarima, con un corto setlist y su propuesta punk folk, dando la bienvenida a los que apenas iban ingresando. Buena Mierda, cuarteto zacatecano de punk rock fueron los siguientes, haciendo gala de emblemas generacionales, versionando la ranchera “Un puñado de tierra” y otro clásicos “punkis” como “Historia triste” de Eskorbuto, “Ellos dicen mierda” de La Polla Records y “Kualquier día” de Piperrak, mismas que se entonaron y las hicieron sentir como propias. La inmediatez para salir a escena de Polifonía Distorsionada, con la versatilidad en su estilo y la respuesta del cúmulo de seguidores que no pararon de cantar ni un solo tema, fue el siguiente platillo, antes de que los veteranos de Uno Menos, dejaran toda su energía en el escenario al grito de “Akto criminal”, la melódica “Vive” de Napoleón y los “Pijos powers” del Gatillazo, con las que atestiguaron su comunión con el público tapatío.
Cerca de las 23:00 h, Zigor, vocalista y líder de Kaos Etíliko saltó al escenario arropado de los cuatro a músicos que lo acompañarían a dar guerra, envueltos en un par de docenas de canciones que brillaron como himnos, y que fueron entonados de principio a fin por los cientos de “punkis” que se reunieron para dar batalla.
25 años de su álbum debut No hay agua, fueron la excusa perfecta para el festejo, del cual se desprendió la primera tercia de canciones conformada por “De ke vas”, “Hipocresía” y “Anarka”, ante un slam y la voz unificada de los presentes en todo momento, la cual se interrumpió por la llegada de “Vuelo”, incluida en la Revuelta, disco que se estrenó el año pasado y que de cierta manera era su as bajo la manga en su primera visita a tierras aztecas.
La madurez de “Mi mejor colega”, “Nada”, “La gran chingada” y “Palomán”, formaron un ir y venir entre sus primeros dos discos, el que cumple su cuarto de siglo y el venerado Porsupuestón, que compartieron la sangre fresca de “Pacto con el Diablo”. El combate de la “Guerra” con su clásico toque mexicano, el reproche y la melancolía en “Quise verte” y la esperanza en “Necesidad”, llegaban a la primera parte de noche, ante un 907 a tope, con cervezas levantadas y un calor estilo veraniego negando a despedirse en estos meses otoñales.
“Dejad que vuele” y “Tripi”, antecedieron a otro tema nuevo: “La txupa en el coche”, que se vio opacada por la llegada de “Hoy es mi día (sale el sol)”, incitante a disfrutar, olvidar y desbordar adrenalina, aunada a “En la barra del bar”, misma que albergó una larga fila, todo el encuentro, para la compra de cerveza como antídoto al Kaos que se estaba viviendo.
Los punkis, como gatos negros en la noche, dejaron de lado todo por un momento y “Sentimental” y “Mil historias” lo atestiguaron, culminando el concierto, como era de esperarse con “Su falso mundo”, la versión de “Luna rossa”, que se ha convertido en un himno del punk en castellano.
La velocidad de las canciones hicieron que el recital pasara de prisa, y que una vez que Zigor, y sus ejecutantes se despiedieran, regresaran tras bambalinas, obligados a salir, ante un coro monumental declamando la despedida en “Imposible”, la rabia de “Ansiedad” y lo directo de “Hablar por hablar”, dejando a todos con ganas de más “Porsupuestón”.
Texto: Eduardo Roel Fotos: Samy Ruvalcaba