El sábado pasado, 15 de junio, La Maldita Vecindad hizo retumbar al Teatro Diana en una celebración de paz y baile
Cuando se ponen en común la música, el baile y la energía, no hay alma que pare, pero para lograrlo hay que dar en el punto exacto; un sinónimo de cultura latinoamericana, una agrupación que ha rebasado fronteras y que por casi cuatro décadas sigue manteniendo ese espíritu colectivo de amplio bagaje sonoro que tanto les caracteriza, pocos pueden gozar de su vigencia y eso es de respetarse.
Alrededor de las 20:00h, cientos de personas, entre pachucos y rumberas, comenzaron a rondar el ya célebre Teatro Diana, recinto que ha forjado culto acercándose a sus primeros 20 años, no pudo haber mejor elección para lo que se avecinaba.
Ya a tope y dando las 21:15h, Roco, Aldo y Pato, acompañados de cuatro compañeros musicales, comenzaban el ritual, un “Lamento” levantando a los espíritus y llevándolos al “5° Patio Ska”, dejando atrás “Lo pasado, pasado”, pidiendo aplausos para todos los “Pata de perro”, sin dejar que la “Mujer” fuera la protagonista de la noche y degustando junto a “Los agachados” la energía convertida en “Un gran circo”.
Una sorpresa se asomaba, y era nada menos que Isaac Valdez, mejor conocido como «Campa», quien imprimió el sonido de su acordeón en “Don Palabras”, que ahora convertida en cumbia, hizo mover los esqueletos de todos los presentes así como de los bailarines que dominaban el escenario con sus máscaras de calaveras de un lado a otro.
Esta gira de teatros ha cuajado bastante bien, La Vecindad se ve fresca y recién pintada, se respira folclore mexicano, sus habitantes han dado un giro y se desenchufan para declamar “La Martiniana”, “Tatuaje” y “Con solo tocarte”, una trilogía de rezos que apaciguan el momento.
De pronto el “Solín” regresa al espíritu levantamuertos, el slam cada quien lo vive desde su lugar o en su imaginación, todos danzan de pie, sin “Apariencias”, en esta celebración todo se permite, empezando por el “Rafael” quien celebra el Pride característico del mes de junio en Guadalajara.
Roco sigue incentivando a la toma de conciencia, y deja claro en el escenario el vigor que mantiene, no hay queja alguna, es el líder de la tribu y sabe guiar perfectamente a todos los reunidos.
El “Mojado” ha regresado, cautivo de la “Música guerrera” que ensordece por completo de modo apremiante. “A ver quién brinca más alto”, dirige el pachuco mayor, derramando “Un poco de sangre” que vitaliza y no deja que nadie se postre antes de que el rito termine.
Ahora sí, llegó su pachucote, un “Pachuco” que sigue haciendo de las suyas a pesar de los años y que, de cierta manera, hace emanar la juventud de los gloriosos años noventeros. Por fin «Las Noches de “Kumbala”» han concluido y al ritmo de “La Boa” ya todos lo saben.
Texto: Eduardo Roel.
Fotos: Elizabeth Hernández Atzin