*La gira de 30 años de El amor después del amor llegó a su fin con un show lleno de emociones, recuerdos y simbolismo
El Auditorio Telmex se convirtió en en el centro de una noche mágica y el cierre de un ciclo. Esto sucedió el domingo 26 de enero, cuando Fito Páez tomó el escenario para despedirse de su gira conmemorativa del 30 aniversario del disco que le catapulto a la fama, El amor después del amor, con el tour XXX EADDA. A pesar de haber pospuesto algunas fechas debido a un accidente doméstico, el cantautor argentino demostró una vez más su entrega y pasión por la música, cumpliendo con lo acordado previamente.
Prácticamente desde el comienzo, la gente se puso de pie para corear cada una de las canciones que marcaron la trayectoria del cantautor y son grandes éxitos. La velada comenzó con el himno en su carrera que da nombre al disco antes mencionado, seguido por temas «Dos días en la vida» y «La Verónica», reviviendo la nostalgia de sus fans en este recorrido por la discografía del argentino. Canciones más introspectivas como «Pétalo de sal» trajeron reflexiones profundas. Antes de interpretar esta última, Páez dedicó unas palabras a Luis Alberto Spinetta, reconociéndolo como una figura fundamental en su trayectoria y en la de muchos músicos de Latinoamérica.
El escenario, adornado con una pantalla que proyectaba visuales envolventes, complementaba cada canción. Durante «Brillante sobre el mic«, el auditorio se iluminó con cientos de celulares, generando un momento casi etéreo. En «A rodar mi vida«, el público sacó camisetas y las hizo girar en alto al ritmo de la música, creando una escena de unidad y alegría colectiva. Antes de interpretar «Detrás del muro de los lamentos», habló sobre los ritmos de Latinoamérica y recordó cómo su padre lo introdujo al mundo de los sonidos regionales. Entre bromas, pidió a los asistentes que reservaran sus aplausos en ciertos momentos y, con humor, comentó “Ahorren energías, las van a necesitar cuando tengan mi edad”. Temas como «Tráfico por Katmandú», «Sasha, Sissi y el círculo de baba», «Un vestido y un amor», también fueron parte de lo presentado durante el show.
Fito detuvo el desfile de éxitos para avisar que saldría a «ponerse guapo«; hizo un cambio de vestuario y regresó para seguir con «Al lado del camino», «11 y 6», «Circo beat» y «Ciudad de pobres corazones», vino otra breve pausa para finalmente volver con «Dar es dar», «Mariposa tecknicolor» al término de la cual se puso de pie al filo del escenario para dar gracias y presentar a los músicos que le acompañaban. Sorpresivamente, aunque de manera discreta, un colibrí aparentemente desorientado, descendió desde la parte alta del recinto y se posó en el pedestal del micrófono del cantante sobre el piano. Un hecho interesante, pues la voz popular indica que estas aves representan un mensaje de bienestar y trascendencia espiritual de un ser querido que ya ha partido; coincidentemente horas antes del show, Fito se despidió en redes de su amigo Alfredo Oliveri, quien lamentablemente falleció y posteriormente al termino de la presentación, anunció que pronto vendrá su nuevo álbum titulado Novela.
El concierto concluyó con «Alegría a mi corazón», un tema que se negaba a cerrar la noche, pues sus coros siguieron sonando a todo pulmón durante varios minutos, llenando de alegría tanto al artista como a sus músicos.
Texto: Roy Arce Foto: Favian Blanco