*Bajo un cielo que por fin dio tregua a la lluvia, A esta altura, Las Ligas Menores convirtieron con gran energía el C3 Stage en un refugio de melodías nostálgicas y nuevos brillos
La noche del jueves 26 de junio fue testigo de un reencuentro esperado, tan cálido como la complicidad de las parejas abrazadas entre el público. Las Ligas Menores, en su tercera visita a la ciudad (tras su debut en el Cosquín Rock 2019 y un show en 2022 en el C3 Rooftop) las argentinas confirmaron por qué su indie rock resonante sigue conquistando nuevas generaciones: mezclaron joyas como «Alguien algo« y «Te quiero« de A esta altura, su más reciente disco, con clásicos como «Hice todo mal« y «Accidente«, en un setlist que fluyó como un diálogo entre la nostalgia y la novedad en un C3 Stage que sirvió como sede tapatía para presentar el material, que recién se liberó el miércoles 18 de junio.
Carismática y cercana, Anabella Cartolano, en la voz, tejió complicidades con el público desde el inicio cuando preguntó «¿Quién cumple años hoy?», desatando una ola de manos levantadas y gritos. La broma se extendió durante la noche. Tampoco dejó pasar momentos para agradecer con genuina emoción cada aplauso o solicitar a la gente se acercara lo más posible al escenario, para verlos mejor, ya que no sabían cuándo sería su próxima visita. Mientras la ciudad bullía con una oferta cultural diversa como suele hacerlo, desde presentaciones de libros hasta conciertos de thrash metal, un grupo de fieles se congregó en el C3 Stage con un sólo propósito: entregarse al sonido de la banda, incluso ante el temor de una nueva tormenta azotara la ciudad, como ocurrió todos los días de la semana; sin embargo, Tlaloc dio tregua, liberando solamente una pequeña llovizna minutos antes del comienzo del show.
Con responsabilidad y emoción evidentes, los cinco integrantes aparecieron en el escenario con una calma serena puntualmente a las 21:00 h, casi contrastante con la energía que estaba por desatarse. Aunque el recinto no lucía a su máxima capacidad, el espacio vacío se llenó con la devoción de los presentes conformado mayoritariamente por jóvenes muy activos. Cada canción era un himno coreado a todo pulmón, cada ritmo una invitación al baile y al salto que sólo su juventud y sus rodillas podían soportar.
«Contando lunas», «En invierno», «Peces en el mar» o «El baile de Elvis» fueron recibidas con júbilo, mientras los estrenos como «Las pirañas» o «El desierto» se fueron ganando vítores y palmas canción tras canción. Sin dejar fuera éxitos infalibles como «A 1200 Km», «Renault Fuego».
Tras una hora y media en las que no faltaron los rostros sonrientes de las integrantes, la conexión con el público y la larga fila en el puesto de merchandising al término del concierto, confirmaron que lo vivido no necesitaba palabras de cierre. Fue, en toda su medida, un “ritual encantador”. A esta altura del camino, la banda no sólo se reafirma, sino que sigue trazando su propio mapa sonoro con honestidad, sencillez y una profunda conexión emocional.
Texto y fotos: Roy Arce