Texto: DAVID MELÉNDEZ
Fotografía: SALVADOR TABARES
De todas las bandas contemporáneas mexicanas que no necesariamente son rock ni vanguardia per se, se encuentra a la cabeza Camilo Séptimo.
Con sólo dos discos se han posicionado en el gusto no sólo de generaciones jóvenes, sino de niños, adultos por demás contemporáneos y hasta melómanos que bien vivieron su juventud en los años setenta. Así que su visita al Teatro Diana para presentar su segunda placa, Navegantes, fue colmada por más de mil 500 personas que se les entregaron en cuerpo y alma. Y se han consagrado con un sutil pop sintetizado que evoca modulaciones R&B y baladas con ritmo justo para la cadencia.
En su set deapacharon 18 canciones, más un justo encore de cuatro temas (quizá sus temas más exitosos como «No confíes en mí» y «Vicio») y utilizaron seis camaritas de video para transmitir parte de lo que se vivía sobre el escenario sobre la gran pantalla trasera de LED’s. Además, a Manuel Mendoza, su vocalista, ya se le nota más suelto, bailador y entregado a su público. Varias veces se acercó a estrechar la mano de varios asistentes de la primera fila frente al escenario e incluso tomó el celular de una chica y se grabó varios segundos mientras bailaba y cantaba. A destacar los coloridos y futuristas visuales que canción tras canción durante todo el concierto ambientaron la pupila de los asistentes.
Para terminar, los teloneros de Rubytates y Mi Sobrino Memo también redondearon la noche de forma perfecta. Ambos, con propuestas frescas, con juegos de sintetizadores para los toluqueños y algo de folk orgánico pop para el proyecto de Eduardo, defeño que también ya es muy solicitado por doquier, y que como parte de su banda tuvo de invitada a la cantautora Lei Lén, argentina de nacimiento pero avencindada en México desde hace tiempo.
Pero para el público tras el final del concierto de Camilo Séptimo y compañía, quedaba una sorpresa más a la salida: como regalo, el disco compacto de Navegantes para decenas de afortunados que sonrieron ante la medianoche.