Texto: DAVID MELÉNDEZ
Cualquier persona que pueda llamarse «ungida», posee raigambre celestial, forjado del mismísimo material que los cimientos del Olimpo.
Kamasi Washington es uno de ellos. Nacido en la ciudad de Los Ángeles en 1981, su nombre puede ya escribirse —y debe hacerse sin mayores prejuicios— en letras doradas, porque sobre cualquier escenario que se pare con su lustroso saxofón, da cátedra de lo que es tener virtuosismo, creatividad y encanto universal sonoro. Es, por así decirlo, una leyenda contemporánea entre los músicos de jazz, gracias a su timbre, entraña y garra que despliega en su música y, sobre todo, en sus directos.
Kamasi hace del saxofón un vehículo para arribar a tierras inexploradas en materia de versatilidad. Lo suyo no es la canción a bote pronto, sino aquella que discurre y se desenvuelve en largos solos, inmensas escalas cromáticas y una predilección por formar álbumes para desempolvar el sillón y sentarnos a nuestras anchas a escucharlo. Basta con el ejemplo de su más reciente largo o, súper largo, el temible Heaven & Earth (2018), que en 16 canciones ronda las dos horas y media.
Su despegue oficial para conquistar el mundo, se dio gracias al cobijo que le ha ofrecido la disquera infernal Young Turks, filial del Beggars Group británico, que se especializa en armar talentos poco accesibles para las grandes masas pero llenos de encanto milenario. Mas su consolidación en todo el circuito de jaaz y conexos, sucedió y sucede gracias a sus conciertos en vivo, donde demuestra un armamento musical poderoso e intrínseco, que deja anonadados hasta a los más escépticos y genera fanáticos que en su vida han comprado un disco de jazz per se. Incluso es humilde sobre los escenarios, ya que los comparte con sus músicos; basta citar esos solos de sus dos bateristas en directo que a veces superan los diez minutos y en donde nadie se inmuta para que paren o prosigan haciendo su magia.
Así que su visita a Guadalajara será un viaje extenso de más de dos horas a las praderas del jazz con canciones enormes, gigantes y en donde se verá la banda de lujo que lo acompaña, con una vocalista sutil pero titánica como lo es Patrice Quinn, o su contrabajista Miles Mosley, que es una bestia para que el diapasón de su instrumento emane radiación de encanto filibustero. Ahí, entre esencias del jazz más setentero y aquel enormemente clásico, Kamasi Washington hará vibrar a los tapatíos en un concierto netamente histórico.
KAMASI WASHINGTON
22 de enero, 21:00 horas. Bismarck. Avenida México 2742. Boletos: $900 pesos (más cargos extras). De venta en Boletia.