Texto y fotografía de fin de semana entre fresas: DAVID MELÉNDEZ
Desde que el término berries entró al imaginario popular mexicano, infinitas cosas han cambiado.
Lo que otrora se escuchaba en los tianguis y supermercados como frutos rojos o bayas mexicanas (si nos vamos a décadas del recuerdo del siglo XX), ahora ha quedado cómodamente aglutinado bajo la palabra berries en plural; de hecho, el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) considera berries a la zarzamora, la frambuesa, la fresa y al arándano. Y, como ya la mayoría de las personas saben, Jalisco se pinta solo para presumir sus logros dentro de este sector: en 2019, era el líder de producción de frambuesas y arándanos, con más de nueve mil hectáreas cultivadas de ambos frutos y de los 350 mil empleos que se logran entre jornaleros y agricultores en México gracias al universo de las berries, casi 70 mil están ubicados en Jalisco. Así que estamos en segundo lugar a nivel nacional en producción de frutillas, justo atrás de Michoacán.
Como pretexto por la quinta edición del Festival de la Fresa que tuvo lugar del 14 al 16 de febrero en el pueblo mágico de Tapalpa, recibimos la invitación por parte de la empresa Driscoll’s, para conocer in situ sus campos de fresas y ser testigos de cómo escogen, recolectan, empaquetan y envían sus fresas a 35 países. Cabe destacar que aquellas que se producen en Tapalpa son consideradas las mejores del mundo y llegan a mercados ubicados en tierras japonesas o geografías del Medio Oriente en un tiempo récord de dos días desde el momento de su envío. Esta empresa estadounidense ubicada en Watsonville, California, y que fuera fundada hace más de un siglo, tiene presencia en Tapalpa (y que además de Jalisco, centra sus operaciones en los estados de Baja California Norte, Puebla, Tlaxcala y Michoacán) y fue todo un privilegio descubrir las bondades de sus fresas, que llegan a la mesa de todos los consumidores con los más altos estándares de producción.
La cita fue en la entrada del Rancho «La Galera Norte», donde fuimos recibidos por diversas personalidades del mundo de las berries y encargados de Driscoll’s, como Aldo Mares Benavides, presidente del Consejo Directivo de la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (Aneberries), Miguel Santillán, Director de Operaciones de Driscoll’s en Jalisco, y Omar Chávez de Grupo Ojo Zarco (empresa cuyo objetivo es producir alimentos con la mayor calidad y que actualmente se desarrolla en el rubro de la producción de papa, berries y aguacates), entre otros. Antes de ingresar a los invernaderos que protegen los cultivos de la fresa, se pidió que todos los presentes se lavaran las manos, utilizaran cubrebocas y malla para cubrir el cabello, así como se despojaran de joyería y relojes, además de que el uso del celular quedaba completamente prohibido dentro de las líneas de cultivo para evitar contaminar las divinas fresas.
Ya bajo los toldos blancos de los invernaderos, Mares Benavides explicó que, la fresa, es un producto perecedero y que «debe de llegar con frescura a todos los hogares» y que la que ellos producen «no lleva nada de conservas«; es decir, tal cual se recolecta, se embasa, pesa y revisa de forma visual para después enviar todo a una cámara fría, para enseguida despacharse a diversos destinos. Destacó, a su vez, que no se usa ningún tipo de neonicotinoides (insecticidas) y que hay colmenas en los alrededores de los invernaderos porque, sin abejas no hay producción. También, enfatizó que la logística es muy importante para que el producto se entregue fresco a cualquier parte del mundo. Cabe destacar que Driscoll’s produce varias variedades de fresas, entre las que destacan la Marquis o Dorado, las cuales nacen en una especie de líneas de tierra recubiertas en plástico y de donde sólo salen las flores y ramitos donde crecen las susodichas fresas. Así que el producto final no toca directamente la tierra y se mantienen las condiciones de humedad idóneas en todo momento.
Después del recorrido, llegamos al centro de Tapalpa donde el Festival de la Fresa 2020 bullía en todo su esplendor. En su pequeño mercado gastronómico dispuesto sobre parte de la plaza principal, los asistentes se toparon con los clásicos tamales de acelga y los muy socorridos tacos de machito, así como la venta directa de fresas Driscoll’s. De hecho, en el stand de la empresa y por cuarto año consecutivo, se ofrecía la venta de fresas para donación. En otras palabras, todo lo recaudado se destinaría a una obra de beneficio social de la región. Por ejemplo, en 2017 se recolectaron 40 mil pesos que se usaron para construir un comedor para una escuela en San Martín, Tapalpa, mientras que en 2018 se obtuvieron 79 mil pesos para la compra de equipo de los brigadistas de la Asociación de Silvicultores, mismos que combaten la deforestación en la zona. Aquí mismo, también hubo dinámicas lúdicas para que el público pudiera ganarse una útil bolsa de yute. Para complementar las actividades culturales, hubo muestras de fotografía y pintura, charreadas, danza cortesía del Grupo Alariete Teatro y hasta circo contemporáneo por la Compañía Cabaret Capricho.
Así que ya lo saben, las fresas de Driscoll’s son garantía y excelencia. En Guadalajara pueden encontrarse en Superama y Costco. Después de la primera mordida, su dulce esencia roja penetrará hasta lo profundo del espíritu para esbozar la más grata de las sonrisas.