Texto: DAVID MELÉNDEZ
Galería fotográfica: DIEGO RODRÍGUEZ
Y el sol se cubrió de sonido.
A pesar de que la primera edición del Festival Sun & Sound fue vapuleada por diversos sectores de la crítica musical y algunos medios de comunicación de Guadalajara, lo cierto es que su presencia se agradece ya que contadas ocasiones se presencia semejante unión de eclecticismo sonoro. Y fue una dicha meterse a sus entrañas sonoras.
Vamos, en pleno 2015 es una vergüenza que se pongan «peros» sonoros cuando en un evento se mezcla los mismo pop que rock, techno que dub, reggae que folk, indie que cumbia. Artistas como Diplo nos han demostrado que las etiquetas sonoras existen no para encasillarse en una sola, sino para mezclarlas al capricho.
Pues, bien, el Festival Sun & Sound salió avante y ojala regrese vitaminado para 2016 y con un túrmix mucho más extremo y sui generis. El arranque sucedió justo al mediodía. La entrada en todo momento fue fluida y, como era de esperarse, afuera había decenas de personas buscando un boleto para poder ingresar.
Taco Bambú abrió las actividades sonoras en el Escenario Norte y es un gusto que la banda tapatía de esencia playera, con folk vistoso y algo de reggae con calipso netamente festivo, esté ganando adeptos y haya cortado el listón de este festival. Sus atriles de los micrófonos, tenían una especie de enredaderas y durante su concierto comunicaron eso de «queremos más paz en el mundo». Su canción, «Sí como no», fue coreada por alrededor de 150 personas que ya hacían suyo el espacio del Parque Metropolitano de Zapopan.
Después, Telefunka prendió las actividades del Escenario Sur en punto de las 12:40 horas. El trío tapatío atacó temas clásicos como «Zenith» y «Disco patirama», y cerró su participación con «Electroshock». Su directo contó con máscaras de Optimus Prime de Transformers, una especie de un performer con cabeza de computadora y su vocalista, guitarrista y saxofonista Giancarlo Fragoso bajándose del escenario, para acercarse a la multitud y echarse un solo de saxofón que puso los primeros momentos emotivos del festival.
El siguiente turno fue para Pumcayó, que fue escuchado con bastante expectación porque su concierto mostró esa ambivalencia de post rock con tintes melódicos de introspección folk sicodélica, que tanto ha gustado a los oídos tapatíos. Lo único malo fue que en su tercera canción, el sonido frontal desapareció, quedando sólo ése de los monitores sobre el escenario. Entonces pararon y mientras los técnicos buscaban averiguar el origen falla tan sorpresiva, su baterista —visiblemente molesto— espetó «¿no que Sound & Sun?», en clara señal de ironía por la fatalista ausencia del sonido. Los minutos pasaban y el problema no se solucionaba, así que salieron de la mejor manera posible: improvisando. Sí, comenzaron a tocar el tema «Esa noche» de Café Tacvba en guitarras eléctricas y pequeños atisbos de percusión, detalle que agradecieron todos los presentes. Cuando regresó el sonido directo, su participación se volvió entrañable.
Luego llegaron Technicolor Fabrics, banda que se ha vuelto uno de los estandartes de la escena tapatía, presentándose en varios festivales muy importantes con su más reciente placa, Bahía Santiago, y poniendo en alto el nombre de Jalisco. Lo mismo pasó con los colombianos de Systema Solar, un proyecto vistoso de soudsystem con mucho dub diluido y algo de cumbia encubierta. Ellos pusieron la primera gran nota de baile del evento.
El momento de cambio lo colocó Alex Midi con sus tornamesas enfocadas a la pista de baile con música electrónica y el caleidoscopio de sonidos dio la siguiente vuelta con la potertonsa voz de la chilena (ahora mexicana, ya que tiene años residiendo en nuestro país) Mon Laferte. Resulta increíble escuchar sus cuerdas vocales junto a esa banda de soporte que posee todos los elementos de una buena agrupación de rock con ciertos elementos de Big Band. Ella ya puede decir que su música es favorita de los oídos tapatíos. A destacar su versión en directo de «Vuleve por favor», arrebatadora, desgarradora y lista para arrancarse las venas por cualquier amor.
Con Porter, el cariño se desbocó. Después de algún tiempo de no tocar en nuestra ciudad, regresaron para enamorar tímpanos, con esa suerte de haber sido nominados a los Premios Grammy 2015. Cortes clásicos (como «Espiral») con algunos más nuevos (como «Huitzil»), fueron recibidos con inusitada alegría.
Y la cita con Belinda, fue tal y como muchos esperaban y los más jóvenes disfrutaron su directo por los cuatro puntos cardinales. Aunque no trajo el show completo de Catársis, su presentación fue un caramelo visual para todos. Con dos coristas, seis músicos, más de doce bailarines y cambios de vestuario y apoyo de mobiliario extra sobre el escenario, Belinda supo echarse el público a la bolsa. Su directo estuvo dividido en un segmento «rock» y otro netamente «dance» o bailable. Eso sí, cabe destacar que hasta su quinta canción de la noche («Lolita»), el sonido se escuchó con fuerza e intensidad, porque durante el arranque no hubo suficiente «poder» saliendo de los altoparlantes. Temas como «Muriendo lento» y «I love you… Te quiero» fueron los más cantados e incluso las decenas de personas que se congregaron en el último piso del estacionamiento de Plaza Galerías (enfrente del Parque Metropolitano) para observar su concierto, se pusieron a bailar.
La noche siguió con Tom & Collins, con su mezcla de dance y electrónica para olvidar tranquilidades, con incursiones de temas clásicos de rock como «Smell like teen spirit» de Nirvana en sus mezclas. Con ellos también sucedió un pequeño desastre: su set fue «cortado» antes de terminarlo. Por los micrófonos se escuchó eso de «nos desconectaron acá, nos quedaban dos canciones».
Y, bueno, el primer momento realmente masivo (con más de 20 mil personas ya presentes) llegó en punto de las 20:00 horas con Moderatto. Arrancaron con un medley de riffs de canciones famosas de rock, de bandas como Nirvana, AC/DC, Marilyn Manso, Queen, The White Stripes, Lenny Kravitz y Michael Jackson, entre otras. Y de ahí en adelante, fue un pandemonio de exaltación entre miles de personas que gritaron con fuerza canciones como «Amor prohibido», «Sentimettal», «Cada momento» y «Tú jugaste con fuego».
A partir de las 21:00 horas, el Festival Sun & Sound se transformó en una fiesta de sonidos electrónicos con algo de candencia latina rock cortesía de Fonseca, que es muy querido de adolescentes y jóvenes. Pero, sí, los sonidos electrónicos de Marcelo CIC y Alesso fueron la fiesta perfecta para miles de jóvenes. La euforia fue tal que nadie paraba de brincar y emocionarse con la electrónica detrás de las tornamesas. Pero sobretodo Alesso, que está entre los 15 mejores dee jays del mundo, fue el que partió plaza con ese progressive house y electro para danzar hasta el amanecer. Sus melodía pegajosas se colaron por cada poro y después de la media noche del domingo, la estamina flotaba en el aire. ¿Y los fuegos artificiales del final? Majestuosos, final perfecto para semejante celebración.
El Festival Sun & Sound se desarrolló con inusitada tranquilidad y todo estuvo a pedir de boca. Hubo áreas de food trucks, barras de bebidas y espacios para divertirse un poco, como el stand de Pronósticos Para La Asistencia Pública, donde hasta se podían ganar vales por $250 pesos en comida, si participabas en sus divertidos concursos. También hubo zonas para descansar y hasta un lugar especial para recargar los teléfonos móviles.
Lo mejor del asunto fue que tanto niños como mayores, disfrutaron por igual con mucha seguridad.
Ojala que este primer éxito, genere el siguiente escalón para que el Sun & Sound regrese en 2016.
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