Texto: MATÍAS MIRANDA
Basar la realidad actual en hechos que alguna vez fueron reales, es una actividad favorita del Séptimo Arte.
Sí, siempre que alguna cinta está “basada en hecho reales”, el espectador, aunque no conozca la historia que discurre sobre la pantalla, trata de “empatarla” con la realidad; vaya, con la realidad que posee un carácter de cordura y responsabilidad.
Con la cinta de Pablo Trapero, llamada El Clan, la realidad sobre pantalla es tan contundente, que uno puede olvidar los sucesos históricos en los que yace basada y, sencillamente, puede quedarse con la trama que sale a cuadro.
Lo anterior, es uno de los hechos capitales de El Clan: transporta al espectador a un hecho único, quizá sui generis y hasta surrealista, de una parte de la Dictadura Argentina y, otra tanta, de las cosas que solapó y permitió (a granel) semejante abuso de poder.
tradicional barrio de San Isidro, se oculta un siniestro clan dedicado al secuestro y asesinato.
Arquímedes, el patriarca, lidera y planifica los operativos. Alejandro, el hijo mayor, estrella del club de rugby CASI y jugador del mítico seleccionado Los Pumas, se somete a la voluntad de su padre para identificar posibles candidatos y se sirve de su popularidad para no levantar sospechas.
Los integrantes de la familia son cómplices en mayor o menor medida de este accionar macabro, viviendo de los beneficios que obtienen de los suculentos rescates pagados por los familiares de los secuestrados.
Con los últimos años de la Dictadura militar y los primeros pasos de la Democracia como telón de fondo, sucede esta historia de intriga y suspenso basada en la historia real
de la familia Puccio.
La película nos cuenta, la infame historia de Arquímides Puccio (excelso y magritral el actor Guillermo Francella) que, por poseer un trabajo relacionado con el gobierno, hace cierto tipo de secuestros de personas adineradas durante la más decadente dictadura argentina de finales de los años 70’s y principios de los 80’s.
Con ojo incisivo, Trapero nos relata una fotografía en clave de primera persona, donde el señor Puccio es el que posee todo el poder, incluso sobre su familia, porque todos sus miembros encubren —de alguna u otra manera—, sus actividades ilícitas dentro del rubro del secuestro de personas.
EL CLAN. Director: Pablo Trapero. Con Guillermo Francella, Peter Lanzani, Lili Popovich y Giselle Motta. Argentina, 2015. Duración: 110 minutos.
Gracias al relato ubicado dentro del ambiente familiar y los pequeños detalles cotidianos, El Clan se yergue majestuoso sobre todo en la esencia sutil y de baja monta en materia de evolución del guión. Sabe, entre otras cosas, situar al espectador perfectamente en cualquier momento de la película (a pesar de saltar de flashbacks en flashbacks y mezclar pasado con tiempo presente), sobretodo justo al finalizar la cinta, donde el espectador recibe la verdadera esencia del filme: una historia que se tuerce hasta el paroxismo y que jamás podrá tener un final feliz, a pesar de la cantidad de mentiras que se esgriman para volverla verdad.
Además, tanta maldita frialdad impertérrita deja un sabor de boca de inestabilidad que, incluso, se saborea afuera del cine.
Lo mejor, es que El Clan, acaba de ser nominada al los Premios Goya a “Mejor Película Iberoamericana”, y que está co producida por los Hermanos Almodóvar y su productora El Deseo.
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8.7