Texto: DAVID MELÉNDEZ
Desde la oscuridad, el mundo y los sueños resultan más curiosos.
Pero desde la oscuridad tan espesa de El Muertho de Tijuana, la existencia es una zozobra de pecado y decadencia que sublima al mundo en un caos de hipnotismo melódico que se repite a manera de mantra.
Sí, ese personajazo espigado, con botas de plataforma y ataviado a la usanza de los condes milenarios del exceso que se hace llamar El Muertho de Tijuana, regresa a Guadalajara para ejercer una misa sonora y exorcizar a todos esos tapatíos que así lo deseen y quieran cantar «Viejo decrépito» mientras son purificados por las baterías programadas de un vetusto sintetizador.
Balthazar Hernández, el hombre detrás del personaje, singla sin temor alguno los mares de la profunda escena underground mexicana en una especie de cruzada infernal que ha sido recibida con ahínco celestial por millennials, hipsters y rockeros.
Por el momento, su primer disco Padre Santo (2015) ya es un referente básico de independencia, tesón y surrealismo puro. Por otra parte, Balthazar ya trabaja en su anhelada segunda placa que lleva, tentativamente, por título El Marihuano.
Como proyectos teloneros para dar hostias oscuras a todos los presentes, estarán Gant y su penumbra sintetizada con dejos industriales y atisbos dark wave, y el atasque corrosivo y prosaíco de garage rock de Las Putas.
EL MUERTHO DE TIJUANA
13 de enero, 20:00 horas. Anexo Independencia. Epigmenio González 66. Boletos: $100 pesos (acceso a todas las edades). De venta en taquillas del lugar.