Una noche colorida: entre animales inflables, juguetes y mucho amor
Esto se convirtió en una “Pesadilla” pero en versión apremiante, el decir “Hoy tengo miedo” y enfrentarme de nuevo a esa Fobia, después de más de “200 sábados” sin verles, “Mi pequeño corazón” estaba dispuesto a palpitar, quién diría que “No soy buen perdedor”, y que estaría rezándole a “El crucifijo” y rindiéndome de nueva cuenta ante él.
Sé que fue “Muy maniaco de mi parte” curar mi corazón de penas con la “Miel del escorpión” y andar por los “Caminitos hacia el cosmos”, aliviándome y dejando atrás entre “2 corazones” que latían dentro de mí.
Le dije a Leonardo de Lozanne: “Hipnotizame”, yo sé que “Puedo rascarme solo”, sintiéndome entre “Dinosaurios” y mi “Corazón en caracol”; con “El cerebro” apunto de estallar, entrando totalmente en “Descontrol”, más “Vivo” que nunca, pero intoxicado por un “Veneno vil”, que “El diablo” me concedió, no te lo puedo explicar, no entiendes porque “No eres yo”.
El ver de nuevo al Cha!, Iñaki, Paco, Jay y a Leo, arropados por elegantes trajes de colores y un sin fin de juguetes y animales inflables, me había llevado a otro mundo; se había metido como el “Microbito”, aquel que habita en mi cuerpo y que corre en mi sangre, dándoles gracias por tanto y tanto amor. Fue muy difícil para mí decirles adiós, despidiéndome de ellos entre “Un camino y un camión”.
Por Eduardo Roel.
Fotos: Salvador Tabares