*Una experiencia auditiva semejante a la banda argentina más aclamada de todos los tiempos, fue el ingrediente especial en una noche llena de melancolía
Rara vez un tributo queda a la perfección, y más cuando se trata de una de las agrupaciones y de uno de los líderes más representativos de rock en español.
La velada dio inicio a las 20:55 hrs. con MaryJane, rock ejecutivo, directo desde Quito Ecuador, quienes con una desfachatez, irreverencia, y en pro del sexo masculino, fueron bien recibidos desde su primer tema, mostrando su ideología «Anti-Conejo Malo», se ganaron la ovación de los presentes.
Dieron las 22:00 horas y los acordes de «Juegos de seducción» dieron apertura a una noche donde todos tenían el mismo objetivo, invocar a Cerati, quien a casi una década de extinto sigue estando más vivo que nunca. El «Séptimo día» del noventero Canción animal es la segunda pieza de este rompecabezas, y que al terminar nos hizo escuchar el idéntico timbre de Gustavo dirigiendo: «Hola, Guadalajara, qué gusto estar acá, muchísimas gracias, esto es Soda Infinito«.
Suena «Hombre al agua», el público observa y susurra los versos sigilosamente, algunos ya han dejado sus lugares. «Lo que sangra (La cúpula)» ya está en boca de todos, y un «Zoom», semejante al tema original, pone a las cámaras de los celulares en acción antes de escuchar el bombo de «Cuando pase el temblor» que, al terminar, desemboca con el “¡Oé, oé, oé, oé, Soda, Soda!” de los tapatíos, finalizando este set con «La ciudad de la furia», ya con el teatro en su totalidad de pie.
«Vamos a dedicarle al gran maestro, al gran Gustavo Cerati«, dice Juan Hernández, quien abrazado a su guitarra acústica y con un «Té para tres» en su voz queda acobijado por miles de gargantas que se oyen al unísono, creando un ambiente perfecto y melancólico a la vez.
Al oír el piano de «Crimen», primera carta interpretada de su etapa en solitario, se hace presente en la pantalla trasera, estallando el cúmulo de emociones, tal pareciera que deambula en el recinto y que a través de «Puente» nos dice «Gracias por venir«.
«Daniel Saiz, gracias infinitas» es la leyenda retratada en la pantalla, digno homenaje para quien fuera tecladista de Soda Stereo y fundara este tributo en 2016, que prosigue con «Signos», la balada de Daniel Melero «Trátame suavemente», y regresa al éxtasis con «Nada personal» y «Sobredosis de TV», donde se aprecia a quienes ya rebasan los cuarenta, retozar como hace varias décadas lo hacían.
«Aguante Soda Stereo, carajo«, son las palabras del vocalista que anuncia que esto va a terminar, pero «Te hacen falta vitaminas» continúa con la energía del aforo sin parar, antes de concluir el recital con «Persiana Americana», donde invitan al vocalista de MaryJane para cerrar con broche de oro.
Era de esperarse el regreso y el encore de los anfitriones, «Prófugos» y la característica «Música ligera», fueron las elegidas dejando a los presentes sedientos de más.
Texto: Eduardo Roel.
Fotos: Luis Fernando Toris.