Texto y fotos : Luis Gómez Sandi «Lags»
Hoy por la mañana falleció en Mendoza, su tierra natal, el dibujante Joaquín Salvador Lavado Tejón mejor conocido como Quino. Aunque fue universalmente conocido por ser el creador de Mafalda, Quino forjó una carrera en el mundo de la ilustración que lo llevó a ser un parteaguas y un referente obligado no sólo para las artes gráficas argentinas sino de toda Latinoamérica.
Fue en la cuenta oficial de Mafalda en Facebook donde se confirmó la noticia de que el artista argentino partió a los 88 años de edad a causa de una descompensación provocada por una serie de deterioros en su salud que lo aquejaban desde hace algunos años agravados por el fallecimiento de su esposa en 2017, impidiéndole estar presente en cada vez más eventos públicos.
Hijo de emigrantes españoles, huérfano a temprana edad, Quino encontró en su tío el ilustrador Joaquín la vocación que lo acompañaría por el resto de su vida. Inició estudios en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, mismos que dejó poco después con la intención de convertirse en autor de historietas y, luego de hacer su servicio militar obligatorio, se estableció definitivamente en Buenos Aires donde comenzó a colaborar en diversas publicaciones como Rico Tipo, Tía Vicenta y Dr. Merengue así como dibujos publicitarios. «Mundo Quino«, su primer libro, es la recopilación de esta temprana etapa.
Su éxito ascendente lo fue orillando a proyectos cada vez más ambiciosos hasta que una campaña publicitaria que nunca vio la luz dio origen a Mafalda, su creación insignia, el 29 de septiembre de 1964. Esta niña de curiosidad inagotable y profunda reflexión sobre el acontecer mundial apareció ininterrumpidamente en publicaciones como Leoplán, Primera Plana y El Mundo hasta 1973, sin contar con la infinidad de diarios y revistas a nivel mundial que aún siguen publicando sus tiras.
Su extensa obra le hizo merecedor de grandes reconocimientos como el Premio Principe de Asturias en 2014, Doctorado Humoris Causa por la Universidad de Alcalá de Henáres en 2000, Caballero de la Orden de Isabel la Católica en 2005 y La Catrina de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2003. Además, Mafalda ha sido reconocida por la UNESCO como representante de diversas causas como los Derechos de los Niños.
Mantuvo una relación muy estrecha con sus colegas nacionales como Miguel Repiso «Rep», Roberto Fontanarrosa o Ricardo Liniers así como con humoristas alrededor del planeta, para muchos de los cuáles fue un modelo a seguir. En México fue guía para moneros como Jis y Trino así como colaborador cercano de Sergio Aragonés o Rius. Incluso este último recuerda en sus memorias un penoso incidente ocasionado por uno de sus colaboradores en una publicación durante la época de la dictadura argentina que le llevó, literalmente, a «mentarle la madre» al humorista mexicano.
Al margen de la introspectiva y contestataria Mafalda, la obra de Quino era de un trazo preciso, engalanado con minuciosos detalles cargados de ironía, crítica social y un humor inteligente, universal y, en ocasiones, tristemente vigente. En sus dibujos es posible detectar esa desesperanza por el rumbo del planeta al que hace referencia con el dibujo del niño pateando un globo terráqueo como un balón que le hizo a Rodolfo Braceli para responder a la pregunta «¿A dónde cree que se dirige el mundo?» en la entrevista que sirve de prólogo al libro «10 años con Mafalda» .
Quino convirtió en ícono el amor a los Beatles, el odio a la sopa, la angustia de la postergación, el instinto maternal, lo trepidante de la avaricia, la calle como punto de encuentro, el mundo como temperatura del ánimo y la lucha por la vida en un mundo autodestructivo. En definitiva el mundo de las artes y el humor están de luto. Sin embargo, el legado de Quino tiene todo para perdurar por cientos de generaciones, en parte por la inigualable calidad de técnica, la universalidad de su lenguaje o, penosamente, por la vigencia imperturbable de los conflictos de la humanidad que ilustran.